Gabriel con 17 años no tiene un teléfono smartphone, pero sí tiempo para sus aficiones: "Mi profesora alucina"

Se calcula que un ser humano pasa 24 horas a la semana pegado al móvil, pero este joven tiene un móvil de teclas y no quiere saber nada de aplicaciones ni redes sociales

Un joven con un teléfono móvil y una tablet a la vez

José Manuel Nieto

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Los niños, los adolescentes y los jóvenes de hoy en día han cambiado el parque por el teléfono móvil. Ahora mismo, según varios estudios, tan solo el 27% de los niños juegan regularmente en la calle. Pero también hay jóvenes que renuncian al smartphone, como el caso de Gabriel. Explica en Poniendo las Calles por qué no quiere saber nada de aplicaciones y redes sociales.

Un joven con un teléfono móvil

La presión social y la moda son dos factores que influyen a la hora de darle a nuestro hijo un teléfono móvil. ¿Ahora bien, se puede ser adolescente y vivir sin un smartphone? Conocemos un ejemplo, el de Gabriel. Tiene 17 años, es el mayor de tres hermanos y ninguno de ellos tiene teléfono inteligente.

Ellos siguen con el móvil tradicional, el de los SMS, y lo usan para lo básico. Y no, no es un bicho raro, al contrario, cuenta en Poniendo las Calles que tiene amigos y mucho tiempo para hacer cosas que no podría realizar si tuviera un smartphone: "La verdad que esto de no tener móvil lo llevo muy bien".

"Me ha aportado muchas cosas buenas, sobre todo hobbies y ocupaciones como la lectura, el bricolaje, la pesca, los amigos, el deporte, tocar música y muchísimas cosas más que no hubiera tenido tiempo de hacer si hubiera tenido móvil", revela el joven de 17 años en Poniendo las Calles.

Un teléfono smartphone

Teniendo en cuenta que de media un ser humano normal, cualquiera de nosotros pasa 24 horas a la semana pegado al móvil. Si viviésemos 80 años estaríamos hablando de que hemos perdido 11 años y 153 días con el móvil en la mano. Nada más y nada menos que el 14% de nuestra vida. Por lo tanto, si eliminamos el móvil, tendríamos mucho más tiempo para hacer cosas que nos gustan.

Un adolesente consultando el móvil

"Y eso lo veo en mis amigos", señala Gabriel, "por más que les explique, no entienden de dónde saco todo el tiempo para mis aficiones": "Yo creo que eso es lo que en realidad quiere todo adolescente, todo el mundo". Este planteamiento es muy difícil de llevar a cabo. Al fin y al cabo nos cuesta mucho a todos desprendernos del teléfono.

Y no sólo a los chavales, también a los adultos: "Tengo una profesora que me vio el móvil de teclas que uso cuando salgo de casa y alucinando me dijo que era como utópico y que ella no podía vivir sin su móvil". Gabriel también explica que un compañero le preguntó que cómo no tenía móvil. "No sé cómo vives", le espetó.

"Al cabo de unos meses este mismo compañero me preguntó si tenía ya móvil y le dije que no, y me contestó, ¡qué suerte tienes!", apunta Gabriel en Poniendo las Calles. Ellos mismos se dan cuenta de que puede llegar a ser esclavo uno de su móvil. Este joven de 17 años no quiere saber nada de aplicaciones, ni redes sociales.

"Mi profesora alucina"

Como comprobamos este martes en Poniendo las Calles y vemos en nuestro día a día, el teléfono ha cambiado la forma en la que todos nos relacionamos, no sólo los niños. Sin embargo, solo nosotros somos conscientes del riesgo que entraña para los más pequeños. Por eso mismo somos nosotros los que debemos ponerles y ponernos límites en el uso de la tecnología.

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Gabriel con 17 años no tiene un teléfono smartphone, pero sí tiempo para sus aficiones

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Al fin y al cabo, la vida es eso que pasa, mientras que tú y yo miramos una pantalla y quién sabe, igual así la próxima vez que subamos al metro nos da por coger un libro en vez de estar todo el rato enganchados al teléfono o a la tableta. Jóvenes como Gabriel tienen claro lo que prefieren en su día a día.

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