Carolina, la cara oculta de los enfermos mentales adolescentes
Madrid - Publicado el - Actualizado
1 min lectura
Carolina tiene 14 años, cuando está bien es un cielo de niña. Es muy dinámica, ha hecho siempre deporte pero ahora ha ido dejándolo todo, ya no monta en bici, ni hace natación, ni quiere ir a montar a caballo. Participaba de muchas actividades de grupo pero ahora no quiere ni salir de casa. Sus padres Belen y Placi, y sus tres hermanos disfrutan mucho con ella porque es muy divertida, graciosa y cariñosa. Este es el perfil de Carolina cuando su trastorno no aparece y puede convivir en su entorno natural. Pero en los últimos tiempos su vida y la de los suyos es un calvario.
Vive en Salamanca donde no puede recibir la atención psiquiátrica que necesita porque Carolina padece el trastorno de alcoholismo fetal que la convierte en una niña agresiva con ella misma y su entorno. Además sufre una discapacidad intelectual del 79%. Carolina fue adoptada por sus padres cuando tenía nueve meses. Sus otros tres hermanos también son adoptados. No hace falta que expliquemos el amor incondicional en la acogida que han experimentado esta familia generosa hasta el límite. Y con todo el dolor del corazón sus padres han querido hacer un llamamiento para su lucha personal: conseguir un recurso de asistencia que no suponga entrar continuamente en el hospital. Carolina necesita ser atendida con un recurso de larga estancia que sus padres no pueden costear en un centro privado, necesitan un recurso público.