Las benedictinas de la Basílica del Sacre-Coeur de París cumplen 136 años de Adoración Eucarística perpetua
Ni siquiera las dos guerras mundiales han detenido la adoración, ininterrumpida desde 1885. Durante el confinamiento en Francia, las monjas decidieron doblar los turnos de oración
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Desde el 1 de agosto de 1885, las monjas benedictinas de la Basílica Sacré-Coeur, situada en Montmartre (París), no han dejado de acompañar al Señor en el Santísimo Sacramento. Se cumplen así 136 años de Adoración Eucarística perpetua en este lugar.
La Hna. Cécile-Marie, responsable de la Adoración nocturna en la basílica, explica que las religiosas no se marchan hasta que llega la siguiente, evitando así que el Señor se quede solo. En consecuencia, explica que puede darse alguna complicación si una hermana no llega a tiempo. "La adoración no ha parado ni un minuto, incluyendo el periodo de las dos guerras mundiales", explica la religiosa. En este sentido, destacó una ocasión en la que, durante el bombardeo de 1944, los adoradores permanecieron en el interior del templo a pesar de la caída de algunos escombros.
Sin embargo, durante el confinamiento derivado de la expansión de la covid-19, los fieles laicos no pudieron acudir para acompañar al Santísimo. Ante esta situación, las catorce hermanas que residen en la basílica decidieron doblar sus turnos para estar con el Señor: "No hemos ayudado a la gente con batas blancas como médicos, pero hemos luchado contra la pandemia a nuestro modo: con oración", explica la Hna. Cécile-Marie.
El Jueves Santo de 2020, en el marco del centenario de la consagración de la basílica, Mons. Michel Aupetit, arzobispo de París, acudió al lugar para bendecir a París con el Santísimo Sacramento: "Sagrado Corazón de Jesús, desde está basílica, día y noche, Tu misericordia brilla en esta ciudad, Francia y el mundo, en el sacramento de la Eucaristía", expresó el obispo.
La historia de la Basílica del Sacré-Coeur
Mientras la basílica era construida, la madre fundadora de la comunidad benedictina en Montmartre, Adèle Garnier, "escuchó acerca del proyecto y recibió una llamada divina para establecer la adoración perpetua en esta nueva iglesia dedicada al Sagrado Corazón de Jesús, y le compartió la idea al Arzobispo de París", según explica la Hna. Cécile.
En ese momento, la religiosa estableció en el lugar de las obras una pequeña capilla para que los fieles pudieran acudir a rezar. De este modo, se organizaron turnos para la adoración al Santísimo entre los fieles.
También llegaron nuevas donaciones para sufragar los gastos de la construcción del edificio. Una de los donantes fue Santa Teresa de Lisieux, quien, después de una Misa a la que acudió con su familia, entregó un brazalete de oro para la confección de la custodia.
La construcción de la Basílica finalizó en 1914, varios años después de su inicio debido a las dificultades que presentaba el proyecto por la forma del monte. La consagración del templo por parte del Arzobispo de París tuvo que esperar hasta 1919 a causa del estallido de la Primera Guerra Mundial. Actualmente, la Basílica del Sacré-Coeur es el templo más importante de París después de la Catedral de Notre-Dame.