El Papa Francisco pide que se erradique la trata de personas
El Santo Padre ha denunciado la "plaga aberrante" de la trata de personas tras el rezo del Ángelus ante miles de fieles congregados en la Plaza de san Pedro del Vaticano.
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Francisco aludió al fenómeno del tráfico de seres humanos con motivo de la celebración, hoy, del Día Mundial contra la Trata de Personas, de la que dijo que es una "forma de esclavitud moderna".
"Cada año miles de hombres, mujeres y niños son víctimas inocentes de la explotación laboral y sexual y del tráfico de órganos", recordó el papa.
"Me parece que estamos muy acostumbrados a considerarla una cosa normal, y eso es malo, es cruel y criminal", añadió.
"Deseo apelar al esfuerzo de todos para que se combata adecuadamente esta plaga aberrante, forma de esclavitud moderna", pidió Jorge Bergoglio.
ÁNGELUS DEL DOMINGO, 30 DE JULIO DE 2017
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
El discurso parabólico de Jesús, que agrupa siete parábolas en el capítulo décimo tercero de Evangelio de Mateo, se concluye con las tres semejanzas de hoy: el tesoro escondido (v. 44), la perla preciosa (v. 45-46) y la red de pesca (v. 47-48). Me detengo en las primeras dos que subrayan la decisión de los protagonistas de vender toda cosa para obtener aquello que han descubierto. En el primer caso se trata de un campesino que casualmente se topa con un tesoro escondido en el campo donde está trabajando. No siendo el campo de su propiedad, debe comprarlo si quiere entrar en poseso del tesoro: entonces decide arriesgar todos sus haberes para no perder aquella ocasión de veras excepcional. En el segundo caso encontramos un mercader de perlas preciosas; él, como experto conocedor, ha descubierto una perla de gran valor. También él decide apuntar todo en aquella perla, al punto de vender todas las otras.
Estas semejanzas ponen en evidencia dos características concernientes el poseso de Reino de Dios: la búsqueda y el sacrificio. El Reino de Dios es ofrecido a todos, pero no está puesto a disposición en una bandeja de plata, necesita un dinamismo: se trata de buscar, caminar, ocuparse. La actitud de la búsqueda es la condición esencial para encontrar; es necesario que el corazón arda del deseo de alcanzar el bien precioso, es decir, el Reino de Dios que se hace presente en la persona de Jesús. Es Él el tesoro escondido, es Él la perla de gran valor. Él es el descubrimiento fundamental, que puede dar un viraje decisivo a nuestra vida, llenándola de significado.
De frente al descubrimiento inesperado, tanto el campesino come el mercader se dan cuenta que tienen delante una ocasión única que no deben dejarse escapar, por lo tanto, venden todo aquello que poseen. La valuación del valor inestimable del tesoro, lleva a una decisión que implica también sacrificio, separaciones y renuncias. Cuando el tesoro y la perla han sido descubiertos, es decir, cuando hemos encontramos al Señor, es necesario no dejar estéril este descubrimiento, sino sacrificarle cualquier otra cosa. No se trata de despreciar el resto sino de subordinarlo a Jesús, poniéndolo a Él en el primer lugar. La gracia en primer lugar. El discípulo de Cristo no es uno que se ha privado de algo esencial, es uno que ha encontrado mucho más: ha encontrado la alegría plena que sólo el Señor puede donar. Es la alegría evangélica de los enfermos curados, de los pecadores perdonados, del ladrón a quien se le abre la puerta del paraíso.
La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de aquellos que se encuentran con Jesús. Aquellos que se dejan salvar por Él son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento. Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría (cfr. Evangelii Gaudium, n. 1). Hoy somos exhortados a contemplar la alegría del campesino y del mercader de las parábolas. Es la alegría de cada uno de nosotros cuando descubrimos la cercanía y la presencia consoladora de Jesús en nuestra vida. Una presencia que transforma el corazón y nos abre a las necesidades y a la acogida de los hermanos, especialmente de aquellos más débiles.
Recemos por la intercesión de la Virgen María, para que cada uno de nosotros sepa dar testimonio, con las palabras y los gestos cotidianos, de la alegría de haber encontrado el tesoro del Reino de Dios, es decir, el amor que el Padre nos ha donado mediante Jesús.
Tras rezar la Oración Mariana, el Santo Padre ha pedido erradicar la lacra de comerciar con el ser humano, en este Día Mundial contra la Trata de personas:
Queridos hermanos y hermanas:
Hoy es el Día Mundial contra la Trata de Personas, promovido por las Naciones Unidas. Cada año, miles de hombres, mujeres y niños son víctimas inocentes de la explotación laboral, sexual y del tráfico de órganos. Deseo renovar mi llamamiento al empeño de todos, con el fin de que esta “plaga aberrante de esclavitud moderna”, sea aplacada adecuadamente. Oremos junto con la Virgen María para que ella sostenga a las víctimas de la trata y convierta los corazones de los traficantes.
Saludo ahora a los peregrinos provenientes de Italia y de otros países, en particular a las Hermanas Murialdinas de San José, las novicias de las Hermanas de María Auxiliadora, a los monaguillos de varias parroquias italianas, y al club italiano de Hockey Femenino de Buenos Aires.
Les deseo a todos un buen domingo, y por favor no se olviden de rezar por mí. Buen almuerzo y hasta pronto!