Carta del obispo de Córdoba: «Jesucristo se hizo pobre para enriquecernos»

Demetrio Fernández nos recuerda en escrito semanal que la Jornada Mundial de los Pobres nos invita a mirar a Jesucristo para dejarnos iluminar por sus enseñanzas

demetriofernandez

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Jesucristo proyecta su luz sobre todas las realidades humanas, también sobre la pobreza y sobre los pobres. El misterio del hombre sólo se ilumina a la luz del misterio del Verbo encarnado. Y una realidad que constatamos continuamente es la pobreza que vemos a nuestros alrededor y aquella otra en lugares lejanos, que se nos acerca continuamente en los medios de comunicación social y a la que podemos acercarnos en nuestra aldea global.

“El mensaje de Jesús nos muestra el camino y nos hace descubrir que hay una pobreza que humilla y mata, y hay otra pobreza, la suya, que nos libera y nos hace felices”, nos recuerda el Papa en el Mensaje de este año. “La pobreza que mata es la miseria, hija de la injusticia, la explotación, la violencia y la injusta distribución de los recursos. Es una pobreza desesperada, sin futuro, porque la impone la cultura del descarte que no ofrece perspectivas ni salidas”.

Esta pobreza la tenemos a nuestro alrededor en tantos rostros y en el seno de tantas familias que sufren. Muchas adicciones han roto la voluntad de la persona, y eso tiene sus secuelas dramáticas, no sólo para el sujeto sino para toda la familia. El egoísmo rompe las relaciones de amor e impone por la violencia relaciones de poder y de injusticia. Muchos están sin trabajo, otros muchos tienen un trabajo precario, otros son explotados en su trabajo. No podemos permanecer indiferentes ante estas y otras formas de pobreza.

La

nos invita a mirar a Jesucristo para dejarnos iluminar por el misterio de su vida y de sus enseñanzas. Y él se hizo pobre por nosotros, y nos invita a seguirle por ese camino, como un camino de libertad. En un mundo que vive sobrado de todo, Jesucristo nos invita a despojarnos voluntariamente por amor, para que desde nuestra pobreza podamos enriquecer a muchos. “Los pobres, en realidad, antes que ser objeto de nuestra limosna, son sujetos que nos ayudan a liberarnos de las ataduras de la inquietud y la superficialidad”.

Nadie tiene un mensaje tan liberador y tan enriquecedor como el de Jesús. Hay quien utiliza a los pobres para crecer ellos, otros se sirven de los pobres para la lucha de clases, sembrando el odio. Jesucristo al entrar en este mundo se despojó de todo por amor, y es ese despojamiento el que enriquece a los demás. Jesucristo nos invita a seguirle por este camino, el de despojarnos por amor para levantar a otros.

En nuestra diócesis, Caritas y otras instituciones de caridad de la Iglesia, se han lanzado al encuentro de los pobres de nuestro entorno. Los albergues, los lugares de acogida para los sin techo, los comedores sociales donde se recibe mucho más que comida, las múltiples iniciativas de acompañamiento a jóvenes sin rumbo, a inmigrantes desorientados, a personas rotas por sus propios desvaríos o por la injusticia de los demás, especialmente muchas mujeres, a niños a los que ofrecer un futuro mejor. Todo ello constituye signos elocuentes de la presencia de Jesucristo entre nosotros hoy. En la tarea de la nueva evangelización estos signos no pueden faltar, son las señales que acompañan al Evangelio, son las credenciales del anuncio auténtico que viene de Cristo. En una comunidad cristiana no puede faltar nunca ese amor que se hacer operativo en múltiples obras de caridad.

La Jornada Mundial de los Pobres es una ocasión para revisar lo que estamos haciendo, para profundizar en sus motivaciones cristianas y para abrir los ojos a nuevas realidades que nos están provocando salir al encuentro de las mismas. En definitiva, para poner a los pobres en el centro de la vida de la Iglesia. Os invito a celebrarlo en todas las parroquias, haciendo protagonistas a los pobres de nuestras parroquias y poniendo la imaginación al servicio de la caridad. Gracias a todos los que trabajáis con los pobres y por los pobres.

Recibid mi afecto y mi bendición:

+ Demetrio Fernández

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