Carta del obispo de León: «Francisco. 10 años de palabras y gestos»

Luis Ángel de las Heras dedica su carta pastoral al Papa Francisco, cuando se cumplen 10 años de su pontificado

luisangeldelasheras

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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El 13 de marzo de 2023 se cumplen 10 años de la elección del papa Francisco. Los aniversarios que van jalonando nuestra vida nos orientan hacia la gratitud por lo vivido y la esperanza futura. Sobre estos diez años de pontificado se están haciendo y se podrán hacer balances y análisis de todo tipo. Por mi parte, quisiera invitaros a dar gracias a Dios por Su gracia derramada en este tiempo por medio de su siervo. El Espíritu Santo está presente, actúa en la Iglesia y nos ilumina también por las palabras y los gestos del Papa. A través de unas y otros, cada uno puede encontrar luz para el propio camino y la ocasión para orar por el papa Francisco, como nos pide siempre, en una sincera y sentida plegaria de acción de gracias a Dios.

Comenzando por las palabras del papa Francisco, agradecemos «Evangelii gaudium», con su invitación a renovar nuestro «encuentro personal con Jesucristo o, al menos, a tomar la decisión de dejarse encontrar por Él, de intentarlo cada día sin descanso» (EG 3), siendo conscientes de que «la alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús» (EG 1). Desde este encuentro transformador, el Papa nos exhorta a la dulce tarea de evangelizar para que la Iglesia sea misionera, en dinamismo de «salida». Nadie debe ir solo ni por su cuenta, sino en la «comunidad de discípulos misioneros que primerean, que se involucran, que acompañan, que fructifican y festejan» (EG 24).

Centrados en Jesucristo como comunidad de discípulos misioneros, damos gracias igualmente por «Laudato Si’». Resulta imprescindible su propuesta de dialogar con todos acerca del cuidado de la «casa común» (cf. LS 3) «que Dios nos ha prestado» (LS 232), con «la preocupación de unir a toda la familia humana en la búsqueda de un desarrollo sostenible e integral» (LS 13) y defendiendo la vida humana en todos los momentos de la existencia desde su concepción hasta la muerte ineludible.

Agradecemos al Señor «Gaudete et exsultate», un bello texto para aprender a responder a la vocación a la santidad, pues «Él nos quiere santos y no espera que nos conformemos con una existencia mediocre» (GE 1). Habiendo respondido al Señor en una u otra forma de vida cristiana, «todos estamos llamados a ser santos viviendo con amor y ofreciendo el propio testimonio en las ocupaciones de cada día» (GE 14), atendiendo los pequeños y milagrosos detalles del amor con espíritu orante (cf. GE 144-145.147).

Una palabra más del papa Francisco que os invito a agradecer es «Fratelli tutti», pues nos introduce en la misión de la fraternidad universal y la amistad social con la inigualable parábola del buen samaritano, en la que el Señor nos urge a hacer nosotros lo mismo, tratando a todos con misericordia, sin descartar a nadie y contribuyendo a una cultura del encuentro.

Finalmente, una última palabra, sabiendo que quedan muchas en el tintero: «sinodalidad». Dice el Papa que es el camino que Dios espera de la Iglesia del tercer milenio. Es un hermoso reto que debemos agradecer al Señor, pidiéndole al mismo tiempo que nos impulse a seguir afrontando dicha senda.

Junto a estas palabras, damos gracias a Dios por algunos de los gestos del papa Francisco: pedir la bendición al pueblo de Roma cuando se presentó ante él; acercarse a Lampedusa y a la cruz del compromiso con emigrantes y refugiados; pedir perdón a las víctimas de abusos y buscar su reparación; reconocer el valor de la mujer en la Iglesia y confiar serias responsabilidades eclesiales a las mujeres; pedir la paz sin cansancio; encontrarse con miembros de otras confesiones cristianas y otras religiones; «misericordear» al ser humano, especialmente a los más pobres; abrazarse a la cruz de Jesús en una misión sin tregua ni desmayo, caminando o en silla de ruedas, siempre con el corazón lleno de nombres y mirando a lo alto.

Gracias, Señor, Dios nuestro, por tu siervo Francisco, por sus palabras y sus gestos, que nos ayudan a «caminar juntos» hacia ti y hacia cada uno de nuestros hermanos en el mundo entero.

Con mi afecto y bendición.

+ Luis Ángel de las Heras

Obispo de León

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