Carta del obispo de Segorbe-Castellón: «Testamento vital»

Ante la «injusta» ley de la eutanasia, Casimiro López Llorente reclama una buena legislación y aplicación de los cuidados paliativos

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Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Hace más de un año que está en vigor la ley de la eutanasia y del suicidio asistido. Es una ley gravemente injusta, pues la eutanasia y el suicidio asistido son siempre una forma de homicidio, ya que se trata de una acción u omisión que, por su naturaleza e intención, causa la muerte de un ser humano. Es un crimen, un atentado contra la dignidad de la persona humana y una grave violación de la ley de Dios.

Esta ley y su aplicación no nos pueden ser indiferentes. Hemos de orar y trabajar para promover en nuestra sociedad la cultura de la vida. Hemos de urgir a nuestros gobernantes que legislen sobre los cuidados paliativos para todos y pongan los medios necesarios para su aplicación. Pero nuestra sensibilidad humana y cristiana pide además algo más. No basta con denunciar que la ley es gravemente injusta, con lamentarse de su aplicación o con quejarse del avance de la ‘cultura de la muerte’. Hemos de ser proactivos pidiendo que no nos sea aplicada la eutanasia y animando a otros a hacer lo mismo. Es un derecho que nos reconoce la normativa legal vigente.

Para ello, los Obispos de la Provincia Eclesiástica Valentina ofrecemos un Testamento Vital o Documento de Voluntades Anticipadas. Este Documento ha sido consensuado con la Administración Pública Valenciana para que el Testamento Vital sea también reconocido, tenga efectos jurídicos y sea admitido en el ‘Registro de Voluntades Anticipadas’ de la Comunidad Valenciana, que, a la vez, pasará al Registro Nacional de Instrucciones Previas. Así quedará incluido en el historial médico de cada uno. Así constará para todos su voluntad que habrá de ser respetada por el personal sanitario y por los familiares.

En el Testamento Vital, cada uno manifiesta, entre otras cosas, su rechazo a que le sea aplicada la eutanasia o el suicidio asistido, pide recibir cuidados paliativos proporcionados, si son necesarios, y pide tener asistencia religiosa en los últimos momentos de su vida en un hospital. El Documento ha de ser firmado por el interesado ante dos testigos. Su presentación ante el Registro citado puede hacerse personalmente o se puede delegar en una persona, debidamente identificada.

El Testamento Vital lo podemos hacer todos los mayores de edad, no sólo los ancianos. Una enfermedad grave e incurable o una situación crítica por enfermedad o accidente se pueden presentar en cualquier momento de la vida. Animo a todos los mayores de edad a hacer el Testamento Vital. Encendamos una luz de esperanza en la obscuridad de una ‘cultura de la muerte’.

+ Casimiro López Llorente

Obispo de Segorbe-Castellón

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