Las promesas y penitencias más duras en Semana Santa. ¿Qué dice la Iglesia sobre esto?
Hacemos un repaso a las penitencias más severas que los fieles llevan a cabo en España con motivo de la Semana Santa
Madrid - Publicado el - Actualizado
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La Semana Santa, como conmemoración de la Pasión, Muerte y Resurección de Jesús, ha ido generando a lo largo de los siglos entre el pueblo cristiano distintos modos y tradiciones de unirse a los dolores de Cristo en la cruz.
Algunas manifestaciones populares de este espíritu de penitencia destacan entre otras por su particular rigor físico. Se trata en muchos casos de tradiciones de siglos que remarcan con especial énfasis el sufrimiento por el que Jesucristo pasó en sus últimas horas en la Tierra.
Los ‘Picaos’
Una de ellas tiene lugar cada Jueves Santo en San Vicente de la Sonsierra, en La Rioja. Hablamos de la procesión de los Picaos, en la que los penitentes atraviesan las calles de la localidad descalzos y flagelándose con un instrumento compuesto por madejas de cáñamo.
En adición a esto, cuando termina la marcha, los participantes son ‘picados’, de ahí el nombre de la procesión, con un objeto punzante que lleva incrustados cristales.
Los ‘Empalaos’
Otra impactante tradición de la noche del Jueves al Viernes Santo es la que tiene lugar en Valverde de la Vera, en la provincia de Cáceres. Por sus calles desfilan los ‘empalaos’. Se trata de una procesión en total silencio donde los penitentes, impulsados por una promesa, salen vestidos con una saya blanca de la cabeza a los tobillos y con un madero atado a los brazos y colocado a la altura de los hombros. También portan una corona de espinas en la cabeza y dos espadas cruzadas en la espalda.
Nada más terminar la procesión, los penitentes son socorridos y se les aplica alcohol en los brazos para reanudar la circulación de la sangre.
Las pesadas cruces de Campo de Criptana
En Campo de Criptana (Ciudad Real) la tradición marca que la procesión vaya siguiendo las distintas etapas de la Pasión. Para ello, los penitentes cargan con pesadas cruces. Es una práctica destinada a expiar pecados.
El ‘Ensogado’ de Siétamo
En la localidad de Siétamo, en Huesca, se vive una tradición similar a la de Campo de Criptana. El día de Jueves Santo, un penitente carga con una cruz de 70 kilos que le hace ir encorvado, casi por los suelos. Recorre las calles arrastrado por otro hermano con una soga al cuello, en completo silencio, con la cara tapada y vestido de negro.
Lo que dice la Iglesia
La Iglesia Católica no hace un rechazo explícito de este tipo de prácticas. No obstante, el Catecismo recuerda que “la llamada de Jesús a la conversión y a la penitencia no mira, en primer lugar, a las obras exteriores ‘el saco y la ceniza’, los ayunos y las mortificaciones, sino a la conversión del corazón, la penitencia interior”. Sin esta conversión, advierte el Magisterio, “las obras de penitencia permanecen estériles y engañosas” (CIC, 1430).