La reflexión de Don Atilano Rodríguez sobre el Evangelio del lunes: "Los pobres encuentran en Él escucha"
El obispo de la diócesis de Sigüenza-Guadalajara ha comentado el evangelio de este 2 de marzo, lunes de Cuaresma
Madrid - Publicado el - Actualizado
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El obispo de la diócesis de Sigüenza-Guadalajara, Don Atilano Rodríguez, ha comentado en COPE.es el Evangelio de este lunes, 2 de marzo.
Jesús, durante los años de su vida pública, además de anunciar la llegada del Reino, no pasó nunca de largo ante el hermano sufriente y necesitado. Los pobres, los enfermos, los paralíticos y los pecadores, marginados por la sociedad de su tiempo, encuentran en Él escucha, acogida, compasión y curación de sus dolencias.
Es más, Jesús mismo dejará muy claro a quienes le escuchan y desean seguirle que han de actuar con sus mismos criterios y sentimientos, puesto que Él se identifica y se hace presente en cada persona necesitada o abandonada. Las palabras “conmigo lo hicisteis” revelan esta relación misteriosa, pero real que une a Cristo con los pobres.
El evangelio de hoy nos presenta la escena del Juicio Final, cuando todas las naciones se presentarán ante Jesucristo, Rey del universo. En aquel momento, el criterio definitivo para emitir la sentencia será la compasión hacia los pobres. Por eso, Jesús dejará muy claro a sus oyentes que, en la relación con quienes pasan hambre o sufren, no valen las medias tintas. ¿O nos compadecemos de ellos y les ayudamos a superar su situación o, por el contrario, nos desentendemos de ellos y los abandonamos a su suerte?
Esto quiere decir que todos nos jugamos el futuro en el presente. El juicio comienza aquí, durante nuestra peregrinación por este mundo, pues cada vez que nos acercamos y ayudamos a los hermanos más pequeños y humildes, se lo hacemos al mismo Jesús. Quien se acerca al necesitado, se está acercando a Jesús. Por eso, estos buenos samaritanos estarán para siempre junto a Él en el Reino: “Venid, benditos de mi Padre”.
Por el contrario, cuando se dirige a quienes han actuado sin compasión con los pobres en esta vida, Jesús les dirá: “Cada vez que no ayudasteis a estos pequeños, lo dejasteis de hacer conmigo”. Por eso, quienes cierran su mente y su corazón a los que sufren y pasan necesidad vivirán para siempre alejados de Dios: “Apartaos de mí, malditos”.
Imitando al Maestro, la Iglesia y los cristianos hemos de salir al encuentro de quienes viven en las últimas periferias humanas y existenciales, es decir de los marginados y abandonados por la sociedad. Si queremos vivir como seguidores de Jesús y heredar la vida eterna, tendríamos que preguntarnos: ¿Estamos dispuestos a tocar la carne de Cristo en los pobres o, por el contrario, vivimos como si los pobres no existieran? En la cercanía o lejanía a ellos se manifiesta nuestra cercanía o alejamiento de Jesucristo. Por eso, en la conducta con los pobres nos jugamos nuestro futuro.