25 ANIVERSARIO DE LA ALMUDENA

La otra 'noche madrileña': cientos de jóvenes cambian la fiesta por rezar en la vigilia de la Almudena

Natalia y María son dos jóvenes más de los cientos que acuden cada primer viernes de mes a las diez de la noche... a rezar a la vigilia de la Almudena

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Javier González

Publicado el - Actualizado

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Son las diez de la noche. Viernes, comienzo del fin de semana. Natalia y María son dos jóvenes normales de 30 y 23 años. Ese día no van a salir de fiesta, pero se han acercado a 'su catedral' a "pasar un rato con Jesús."

Los viernes por la noche son para salir. Los garitos y bares de todas las ciudades de España y probablemente del mundo se llenan de gente para salir a disfrutar y tomarse algo o unas cuantas. Pero en las puertas de la Catedral de la Almudena de Madrid, cada primer viernes de mes, se amontonan cientos de jóvenes. Y salen a rezar, no a tomar copas -que una cosa no quita la otra-.

"Es muy chulo sobretodo ver una catedral llena de jóvenes"

Un viernes por la noche a una vigilia. A cualquiera que se lo contemos nos dice que está vacío. "Está a reventar y mola muchísimo, porque además de jóvenes se acercan familias. Es muy chulo sobretodo ver una catedral llena de jóvenes y ver el ambiente que hay. Cercano, distendido... la gente joven sentada en el suelo... llama mucho la atención", asegura Natalia.

"Es una iniciativa fenomenal e inesperada de parte, no de un sacerdote sino de un cardenal, que quiere compartir una oración y un tiempo con los jóvenes. Es un gesto de acogida, de apertura muy fuerte y muy bonito"

"Se iba llenando no se podía ni pasar"

Podrían estar haciendo cualquier otra cosa. Ser igual de católicos. Pero la catedral que parecía inmensamente vacía treinta minutos antes de la vigilia, ahora está llena de jóvenes. Un viernes por la noche, insisto. María cuenta que "iba a misa pero no hacía nada con la parroquia ni tenía mucha relacion con Dios ni nada. Pero me metí en el coro de la parroquia y un día me dijeron que íbamos a la catedral. Fuimos y pasaba el tiempo, y se iba llenando, no se podía ni pasar. Nadie estaba mirando el reloj para cumplir." Y hoy está aquí después de "unas cuantas."

Antes de entrar en la catedral, los jóvenes se toman un bocata en las puertas. Parece casi un botellón, solo que no hay alcohol, y por medio hay un cardenal saludando a los cientos de chicos y chicas que han venido. se respira alegría, juventud.... buen rollo. Y dentro, serenidad, respeto, oración... Y un montón de jóvenes pasando un rato con Dios.