Comienza en Santiago de Compostela el Consejo de Conferencias Episcopales de Europa
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En Santiago, una ciudad del extremo oeste de Europa, converge todo el Continente. En ella se encuentran el centro y la periferia. Es, por lo tanto, un lugar altamente simbólico para redescubrir la gran riqueza de Europa unida en su tradición religiosa y cultural, pero tan marcada por las múltiples peculiaridades que conforman su riqueza".
Así se expresaba el papa Francisco en el mensaje especialmente dedicado a los miembros del Consejo de Conferencias Episcopales de Europa (CCEE), cuya Asamblea Plenaria se inició en la tarde del jueves 3 de octubre en una sesión solemne en el Hostal de los Reyes Católicos. En su mensaje, el pontífice invitaba a los prelados europeos a vivir "estos días como un camino que tienda a ver los signos de esperanza que constelan Europa en nuestros días. Hay muchos de ellos, con frecuencia escondidos y a menudo tendemos a no darnos cuenta. Los vemos a partir de la preocupación de muchos de nuestros hermanos por los que sufren y tienen necesidades, especialmente los enfermos, los presos, los pobres, los migrantes y los refugiados".
El papa Francisco afirmó, además, que "los populismos que en nuestros tiempos se extienden se nutren de la búsqueda constante de contrastes, que no abren el corazón, sino que lo aprisionan entre muros de resentimientos sofocantes. En cambio, la caridad se abre y hace respirar. No enfrenta a las personas entre sí, sino que ve las necesidades de cada uno de nosotros reflejadas en la "necesidad de los últimos", porque todos somos un poco indigentes, todos un poco frágiles, todos necesitados cuidados".
El mensaje papal fue leído en el acto inaugural de este encuentro de presidentes de Conferencias Episcopales de Europa por monseñor Michael F. Crotty, de la Nunciatura Apostólica en Madrid. En la sesión de apertura estaban presentes el arzobispo de Santiago, monseñor Julián Barrio; el presidente de la Conferencia Episcopal Española, cardenal Ricardo Blázquez; el prefecto de la Congregación para los Obispos, el cardenal Marc Ouellet; así como el presidente del Consejo de Conferencias Episcopales de Europa, el cardenal italiano Angelo Bagnasco. Asistieron, además, el conselleiro de Cultura, Román Rodríguez, y el alcalde de Compostela, Xosé Sánchez Bugallo.
"Anhelábamos este acontecimiento"
El presidente de la Conferencia Episcopal Española, el cardenal Ricardo Blázquez, que fue obispo auxiliar de Santiago, afirmó en su intervención en el acto de apertura que "desde hace tiempo anhelábamos este acontecimiento". Monseñor Blázquez recordó que Compostela se configura a través de la presencia de la tumba del apóstol Santiago; aludió a la perdonanza de la peregrinación y destacó que Europa se había constituido a través del Camino.
Por su parte, el cardenal Marc Ouellet, prefecto de la Congregación para los Obispos, aludió al lema del encuentro ("Europa, ¿hora de despertar? Los signos de la esperanza") para destacar que la crisis que vive el continente, calificada por el papa Francisco de grave, solo podrá superarse a través del redescubrimiento de sus raíces cristianas. El purpurado aludió a los discursos europeístas de Benedicto XVI, alabando la síntesis de Biblia y pensamiento griego, así como a la apuesta del papa Francisco por la Doctrina Social de la Iglesia y su compromiso con la Casa Común, mediante su encíclica "LaudatoSi?", para asegurar que en ellos debería sustentarse la esperanza para los jóvenes.
El conselleiro de Cultura, a su vez, destacó en sus palabras de bienvenida a los participantes del encuentro, la importancia del Año Santo Jacobeo de 2021, mientras que el alcalde compostelano, Xosé Sánchez Bugallo, hizo un repaso a la historia de la ciudad, que nació, indicó, de una tumba sobre la que se construyó una Iglesia en honor a Santiago. Bugallo recordó que se sentía orgulloso de haber estado presente en las visitas de San Juan Pablo II y del papa emérito Benedicto XVI a Compostela. El alcalde expresó, además, su deseo de una próxima visita papal.
Satisfacción por el encuentro
Previamente a la inauguración oficial, el cardenal Angelo Bagnasco, presidente del CCEE, había expresado a los medios de comunicación su satisfacción por el encuentro de Santiago, agradeciendo la invitación de monseñor Julián Barrio. El cardenal aseguró que los trabajos de la asamblea se centrarían en recuperar la esperanza y la confianza en las raíces cristianas para una Europa que vive grandes retos, como la inmigración o los populismos. Monseñor Bagnasco manifestó que únicamente los valores del Evangelio darán respuesta adecuada a esos retos. "Acogida e integración", palabras que utiliza el papa Francisco, dijo, habrán de ser los pilares de una política de inmigración propia de Europa, sin que nadie saque "ventaja" de la situación de las personas que viven en dificultades.
Antes de la Eucaristía que se celebró en la Iglesia de San Francisco, el cardenal Bagnasco pronunció una conferencia en la que indicó que "sabemos que, en las diferentes historias y tradiciones, en los viejos y nuevos desafíos, hay elementos de esperanza: entre ellos, los Santos de nuestros países son como antorchas que animan el presente y anuncian el futuro. Son como avanzadillas del mundo que viene, que ya está entre nosotros, aunque a veces su misterio pone a prueba la fe y la perseverancia".
El cardenal añadió que "desde este santuario -rico en siglos y en fe ? quisiéramos dar un mensaje de esperanza a Europa en dificultad; desde aquí queremos recordar que negar los orígenes es la premisa del desconcierto personal y social".