El obispo de Jaén ordena a dos presbíteros
Publicado el - Actualizado
6 min lectura
La Iglesia de Jaén está de fiesta. Coincidiendo con la solemnidad de San Pedro y San Pablo, el Obispo diocesano ha ordenado sacerdotes a Miguel Conejero y Andrés Aldarias. En la ceremonia, con una gran participación del presbiterio diocesano, los hasta hoy diáconos han estado acompañados de sus familiares, amigos y miembros de sus dos comunidades parroquiales la de El Salvador de Baeza y la Parroquia de San Miguel de Andújar.
Poco antes de las 11 de la mañana hacía su entrada en el primer Templo de Jaén el Obispo, Mons. Amadeo Rodríguez Magro. Lo hacía acompañado del Vicario General y del Rector del Seminario, ambos revestidos con sus atributos de canónigos de la Santa Iglesia Catedral. Ya, dentro de la Sacristía, lo aguardaban alrededor de un centenar de sacerdotes que querían ser partícipes de la ordenación de los dos jóvenes, así como los seminaristas con los que Miguel y Andrés han compartido sus años de formación.
Previa a la procesión inicial, el seminarista, Jesús Llopis, ha leído la monición de entrada en la que ha recordado que, con la imposición de manos del Obispo, quedarán consagrados como verdaderos sacerdotes de la Nueva Alianza a imagen de Cristo, eterno y único Sacerdote, al que representarán sacramentalmente en el seno de la comunidad cristiana.
Con los acordes del grupo litúrgico musical, EscuchArte, han comenzado a llegar hasta el presbiterio los sacerdotes y el Obispo para dar comienzo la celebración.
Las lecturas han estado participadas por los familiares de Miguel y Andrés. Y el Evangelio de Mateo ha sido proclamado por el diácono permanente, Jesús Beltrán.
Antes de que el Obispo comenzara a procla-6+mar la homilía, el Canciller ha llamado a los dos diáconos, que se ha acercado hasta el presbiterio, a la vez que el Rector contestaba al Obispo que son dignos para recibir el orden sacerdotal.
Homilía
Monseñor Rodríguez Magro ha comenzado su predicación saludando a los asistentes, y de una manera especial a los familiares de los neopresbíteros y a sus formadores, así como a los miembros del Cabildo, en la persona del Deán.
El Obispo ha querido recordar que la vocación al sacerdocio es un regalo para la Iglesia, "El camino que han seguido nos recuerda bien a las claras que toda vocación es un tesoro que el Señor le ofrece a su Iglesia, que es llevado por los elegidos en vasijas de barro". A la vez que ha pedido al Pueblo de Dios que cuide de los sacerdotes, recordando las palabras del Maestro Ávila, del que la Diócesis celebra su Año Jubilar: "Querido pueblo de Dios, cuidad mucho a vuestros sacerdotes, amadlos, respetadlos y, si fuera preciso, no dejéis de defenderlos. Os lo pido como Padre y Pastor que soy de todos vosotros. Por mi parte procuraré hacer lo que recomendaba el santo y sabio Doctor de la Iglesia, cuyo año jubilar celebramos: "Prevéanse los obispos en criar a los clérigos como hijos, con aquel cuidado que pide una dignidad tan alta como han de recibir; y entonces tendrán mucha gloria en tener hijos sabios y mucho gozo y descanso en tener hijos buenos, y gozarse a toda la Iglesia en buenos ministros" (Primer memorial al Concilio de Toledo, 5)".
En sus palabras, en el día que la Iglesia conmemora la solemnidad de San Pedro y de San Pablo, ha querido ponerlos como ejemplo: "El camino de Pedro, sin embargo, es distinto, se parece más al de cualquiera de nosotros. Pedro necesitó mucha pedagogía divina. (?). Pues bien, Pablo por un camino y Pedro por otro, nos muestran que todo apóstol es un enamorado de Cristo".
Del mismo modo, el Prelado del Santo Reino, les ha anunciado cuál es el origen, la causa y el fin de su vocación: el amor a Cristo y a los hermanos: "Dejad, pues, que ese amor divino viva en vosotros. Cuanto más seáis otros cristos, más fino y auténtico será vuestro ministerio. Por tanto, hacedlo todo en nombre de Cristo Maestro, Sacerdote y Pastor. Al ser configurados con Cristo os convertís en sacerdotes para, en su nombre, anunciar el Evangelio, celebrar el culto divino y apacentar al Pueblo de Dios, principalmente en el sacrificio del Señor".
En este sentido, Don Amadeo les ha pedido que sientan, desde el momento de su ordenación, la sinodalidad y la corresponsabilidad eclesial, "Sentid, por eso, como propia en vuestro corazón sacerdotal una Iglesia en sinodalidad y en corresponsabilidad. El sacerdocio crece cuando nos comprometemos a unir a los fieles en una sola familia".
Para concluir, el Obispo ha puesto a los dos jóvenes bajo la protección de la Virgen, "María, Madre sacerdotal, a la que os invito a sentir cercana y entrañable y con la que compartiréis las alegrías y las fatigas, las ilusiones y los desencantos que quizás os encontréis en la grandeza y belleza de un sacerdocio en el que veréis, escuchareis y haréis cosas que guardaréis en vuestro corazón".
Rito de ordenación sacerdotal
Al concluir las palabras del Prelado jiennense, ha dado comienzo el rito propio que ha convertido a los dos diáconos, en sacerdotes, por la imposición del Obispo y el don del Espíritu Santo para apacentar la Iglesia con la Palabra y la Gracia de Dios.
El rito ha comenzado con las promesas de los elegidos. A continuación, el Obispo y junto a él, el resto de los concelebrantes y pueblo de Dios se han arrodillado, mientras los dos diáconos se han postrado en el suelo, y el grupo EscuchArte ha cantado las letanías, con las que se ha pedido la intercesión del Señor y de los Santos para su nuevo ministerio.
A continuación, Andrés y Miguel se han arrodillado ante el Obispo quien les ha impuesto las manos: el gesto esencial de la ordenación, ya que es a través de él como el Orden es conferido. Cuando el Obispo ha terminado la imposición de manos, todos los sacerdotes concelebrantes han hecho el mismo gesto en un momento de profundo silencio y oración.
Después, sus párrocos, D. Juan Quiles, D. Mariano Cabeza a Andrés Aldarias y D. Pedro Montesinos y D. Manuel Luis Anguita a Miguel Conejero, los han revestido con la estola y casulla roja, para, a continuación, el Obispo ungir, con el santo crisma, que fue bendecido en la Misa Crismal del Martes Santo, las manos de los dos nuevos sacerdotes.
Al altar han llevado las ofrendas los familiares de los nuevos ordenados. Junto con las flores, el Pan y el Vino, la patena y el cáliz, que el Obispo ha entregado a cada uno de ellos como gesto del sacrificio de Cristo, que a partir de ahora podrán conmemorar cada vez que celebren la Eucaristía. Finalmente, el Prelado y los sacerdotes han abrazaron a los nuevos presbíteros.
Junto con el Obispo, el Rector del Seminario y el Vicario General, Miguel y Andrés han participado, por primera vez, en la Plegaria Eucarística y en la Consagración. En el momento de la Comunión, los nuevos sacerdotes han dado de comulgar a sus familiares y al resto de la asamblea congregada en la Catedral.
La celebración ha concluido con la bendición solemne del Obispo y una foto de familia a la que más tarde se han unido los familiares de los dos nuevos sacerdotes.
En la Sacristía, el Presbiterio diocesano los ha recibido con un gran aplauso.
Primera Misa
La primera Misa de Miguel Conejero se celebraba, en su Parroquia, San Miguel de Andújar, el domingo, 30 de junio a las 20:30 horas. Andrés lo hizo el lunes, 1 de julio, a las 20 horas en su Parroquia, el Salvador de Baeza.