El arzobispo de Madrid, cardenal Osoro, presidirá la apertura de la causa del padre Huidobro

El jesuita murió en 1937, a los 34 años, por las heridas de un obús, mientras confesaba a un legionario herido

El cardenal Osoro preside la apertura de la causa del padre Huidobro

Redacción Religión

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El arzobispo de Madrid, cardenal Carlos Osoro, presidirá el acto de apertura de la causa de beatificación y canonización del siervo de Dios Fernando Huidobro Polanco el viernes 8 de enero, a las 19:00 horas, en la parroquia de San Francisco de Borja. El acto se podrá seguir en directo por el canal de YouTube del Arzobispado Castrense.

Como ha explicado la archidiócesis de Madrid, la causa arranca en la capital porque es donde falleció el jesuita, pero está promovida por el Arzobispado Castrense y la Compañía de Jesús. Por ello, en el acto participarán el arzobispo castrense, monseñor Juan del Río Martín, y el provincial de la Compañía de Jesús, Antonio José España Sánchez.

También participarán los miembros de la Comisión Histórica de la causa, presidida por Juan María Laboa Gallego, doctor en Historia de la Iglesia. Colaboran como vocales Alfredo Verdoy Herranz, SJ, Fernando Calvo González-Regueral y Francisco Javier Boada González, capellán castrense.

La fama de santidad

Fernando Huidobro nació el 10 de marzo de 1903 en Santander. Su familia era muy religiosa. Al día siguiente de nacer le bautizaron y recibió antes la Confirmación que la Primera Comunión. Era el sexto de nueve hermanos, de los cuales uno fue jesuita y dos, religiosas esclavas del Sagrado Corazón de Jesús.

Con 16 años ingresó en el Noviciado de la Compañía de Jesús en La Cartuja (Granada), y en 1933 celebró su primera Misa en Bélgica, donde se había exiliado tras la disolución de la Compañía en España con la proclamación de la II República.

Cuando estalló la guerra civil en España pidió el traslado a la península, ya que estaba residiendo en Béligca, donde estaba destinado como profesor. Entonces, se ofreció al padre general para ir a atender a sus compatriotas, especialmente donde estuvieran los más necesitados y fuera más difícil, prefiriendo en principio la zona leal al Gobierno constituido.

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Al llegar a España en septiembre de 1936, fue enviado como capellán a Talavera (Toledo) en la IV Bandera del Tercio de la Legión. A pesar de seguir con una cojera incómoda, el sacerdote aceleró su recuperación, y en diciembre se reincorporó a su unidad en la Ciudad Universitaria de Madrid. Tuvo que atender a muchos heridos de ambos bandos, con peligro de su vida, para animarles, consolarles o administrarles los últimos auxilios espirituales.

El 11 de abril del 1937, a los 34 años de edad, murió por las heridas de un obús, mientras atendía a un legionario herido. Ese día habían recibido muchísimos impactos de mortero y el capitán le había mandado retirarse para salvaguardar su vida, pero él permaneció en el puesto confesando a un legionario. En carta a su hermano jesuita Ignacio, un mes antes de su muerte, comentándole su situación de grave peligro, le escribía: "Y si es la muerte, será por amor".

El cuerpo del padre Huidobro fue primero enterrado en un pequeño cementerio de Boadilla del Monte (Madrid) el 13 de abril, más tarde trasladado el 6 de noviembre de 1943 al cementerio del Colegio-Noviciado de la Compañía de Jesús en Aranjuez (Madrid), y finalmente al sepulcro construido a la entrada de la parroquia de San Francisco de Borja, en la ciudad de Madrid, el 22 de noviembre de 1958. Por eso, la instrucción se lleva a cabo en la archidiócesis de Madrid ya que es donde falleció el jesuitauer.