Así vivió COPE el momento en el que el Papa Juan Pablo II inauguraba la nueva sede de la CEE en 1982

El 31 de octubre de 1982 el Santo Padre empezó su viaje a España. Andrés Barriales estaba en la capilla de la Conferencia Episcopal: "Evidentemente la emoción es grande"

Santiago Tedeschi Prades

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En una soleada tarde de otoño, el 31 de octubre de 1982, a las 17h de la tarde, en el aeropuerto de Barajas en Madrid llegaba Juan Pablo II: era la primera vez en la historia de un Papa católico en España.

Así Emilio Zuñeda escribía en ECCLESIA sobre ese día: “Todo salió como estaba previsto ese día. Se siguió el protocolo al pie de la letra. Allí estaban los Reyes. Y todo el Gobierno. Y los obispos españoles. El programa oficial decía que a las 17h el avión papal llegaría a Barajas. Y así fue y la figura del Santo Padre asomó por la puerta del avión que acababa de aterrizar. Los fotógrafos de medio mundo dispararon una y mil veces sus enormes cámaras. Y aquellos primeros momentos y emocionantes momentos quedaron detenidos para el recuerdo y para la historia”.

Gracias a los documentos sonoros de la Cadena COPE hemos podido volver a escuchar las palabras de Juan Pablo II en Barajas: “Con verdadera emoción acabo de pisar suelo español. Bendito sea Dios, que me ha permitido venir hasta aquí, en este mi viaje apostólico. Desde el primer momento de mi llegada a la capital de la nación, mando mi saludo y recuerdo más cordiales a todos los habitantes de España. Los de las ciudades y de los pueblos; de la Península o de las islas; de las grandes urbes o del último caserío disperso en la montaña o en la llanura; los de centros que visitaré en los próximos días y de los que no podré visitar físicamente

“Pensando en todos he emprendido esta visita pastoral, concebida y destinada por igual a todos los hijos de la nación, a pesar de las inevitables localizaciones geográficas de la visita. Por ello, desde cualquier lugar donde me encuentre con los diversos sectores o grupos de la Iglesia en España, estaré hablando intencionalmente a ese sector o grupo eclesial de toda la nación”, dijo Juan Pablo II.

El Papa polaco aprovechó ese primer momento en tierras españoles para expresar una confidencia: “Llego a vosotros al cumplirse mi cuarto año de pontificado. Exactamente un año después de cuando estaba programado, y que no pudo realizarse por las conocidas causas (el atentado de Ali Agca). Y quiero ahora manifestaros que desde los primeros meses de mi elección a la Cátedra de San Pedro pensé con ilusión en un viaje a España, reflexionando incluso sobre la ocasión eclesial propicia para tal visita”.

Y recordó que el evento fue “la clausura – en vez de la apertura – del IV centenario de la muerte de Santa Teresa de Jesús, esa gran santa española y universal, cuyo mayor timbre de gloria fue ser siempre hija de la Iglesia y que tanto ha contribuido al bien de la misma Iglesia en estos cuatrocientos años”.

Pero el 31 de octubre de 1982, también fue el día en el que el Papa Juan Pablo II inauguró la nueva sede de la Conferencia Episcopal Española en Calle Añastro, 1.

Andrés Barriales, jefe de programas y emisiones de la Cadena Cope, informaba directamente desde la capilla de la nueva 'Casa de la Iglesia': “Evidentemente la emoción es grande, en estos momentos entra Su Santidad Juan Pablo II, están todos los obispos en semicírculo […] creemos que va a orar brevemente en silencio, todos los obispos se arrodillan a su alrededor […] son momentos de auténtica emoción, no solo en la calle, sino también en este momento de oración en silencio […] es el Papa que está rezando por toda esta visita pastoral. Una visita pastoral que debe suponer para todos nosotros un impulso misionero, una confirmación en la fe, una experiencia de comunión con la Iglesia universal. Esto es lo que evidentemente Juan Pablo II viene a hacer a España”.

Tras el discurso a los obispos, Juan Pablo II quiso saludar también a los colaboradores y empleados de la Conferencia Episcopal: “Vuestro trabajo tiene que estar verdaderamente al servicio de la Iglesia. Es muchas veces una tarea ardua, no aparente, sencilla, falta de compensaciones y de contactos personales. Tiene, sin embargo, un gran valor pastoral; porque significa una contribución imprescindible a la tarea evangelizadora de la Iglesia en España”.

El obispo de Roma recordó que la labor que realizan los colaboradores y empleados de la CEE “tiene que estar presidida por un testimonio de entrega y de fidelidad a la Iglesia. Los obispos, al llamaros a desempeñar esta delicada misión, han puesto su confianza en vosotros y os han hecho participar de sus preocupaciones pastorales. Esta confianza exige de vosotros una respuesta generosa, una discreción constante, una ejemplaridad de vida que reflejen vuestra responsabilidad eclesial”.

“Debéis buscar siempre la unidad entre vosotros y entre las distintas comisiones episcopales, para que los resultados de los trabajos sean más útiles y eficaces. Vuestra tarea, diversificada según los distintos campos de la vida eclesial, ha de constituir un conjunto armónico impregnado de un espíritu de auténtica fraternidad”, dijo el Santo Padre.

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