A un reloj de 130 años ''hay que tratarlo con mucho cariño'': así se reparó el reloj del Buen Pastor
Xabier Álvarez es relojero y ha reparado el reloj original de la catedral del Buen Pastor (San Sebastián), que fue colocado por su bisabuelo en 1897
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La catedral del Buen Pastor de san Sebastián se consagró en el año 1897. Ese mismo año se colocó en la torre del templo el reloj. Se fabricó en Morez (Francia) y fue instalado por el relojero vasco Benito Yeregui (1843-1912). Entonces era un renombrado relojero. Había empezado a trabajar con 14 años en la fragua de Etxetxo de Betelu (Guipúzcoa). Como herrero-relojero, se ha contabilizado que construyó 80 relojes. El último que colocó fue en la iglesia parroquial de San Salvador en Usurbil (Guipúzcoa) en 1912, año en que falleció.
El reloj funcionó perfectamente durante varias décadas hasta 1979, cuando se detuvo. Para que la catedral no dejase de marcar la hora se colocó un mecanismo electrónico de la época. Cuarenta y cinco años después, el reloj original ha sido restaurado por el bisnieto de quien lo colocó. Es Xabier Álvarez Yeregui.
A un reloj con 130 años ''hay que tratarlo con mucho cariño.
' comenta Xabier. Asegura que con cariño y tiempo se ''solucionan los problemas que tiene''.
El mecanismo fue bajado de la torre en 2019 para ser reparado. Sin saber por qué fue parado, trabajaron durante dos años para que volviese a funcionar. El trabajo no ha sido sencillo: Tiene más de mil piezas. ''Lo más compicado han sido varios ajustes. Estaba bastante desincronizado''.
La detención del mecanismo habría sido por flata de mantenimiento hace 45 años. ''Los fallos no eran muy grandes. Se subsanaron''. El trabajo salió bien tras seis meses de funcionamiento sin problemas. En el equipo y proceso de reparación ha participado la mujer de Xabier, Begoña Arruti.
Además del trabajo mecánico, Xabier ha tenido que consultar documentación, fotos y apuntes del reloj en el archivio municipal de San Sebastián. Lo ha hecho gratis, y es que Xabier se siente en deuda con su bisabuelo Benito Yeregui.
La fachada de la catedral está en obras y el reloj no podrá colgarse en la torre hasta que terminen. Por ahora está en una capilla de la catedral para que lo vean los visitantes.
La de relojero es una de tantas profesiones olvidadas pero necesarias y que preservan nuestra historia. Son patrimonio inmaterial y memoria viva. Unos labores con fuertes valores familiares, pues se transmitían de padres a hijos. Colchoneros, afiladores, organilleros, etc. Quedan pocos de esos trabajos, como es el caso del relojero.