La historia del astrónomo de Detroit que acabó siendo sacerdote
La historia de Guy Consolmagno, un sacerdote jesuita que además de religioso es astrónomo y dirige el Observatorio Vaticano en Castel Gandolfo
Publicado el - Actualizado
2 min lectura
La historia de fe del padre Guy Consolmagno es, ya de por sí, curiosa. Nació en Detroit, en la ciudad del automóvil, pero sus sueños estaban más arriba del asfalto. Desde pequeño, las estrellas y los fenómenos astronómicos llamaron su atención y su sueño era ser astrónomo.
Decidió formarse en astronomía. Estudió en la Universidad de Detroit y en el Instituto Tecnológico de Massachusetts, y obtuvo el doctorado por la Universidad de Arizona. Todo ello le permitió dar clase en Harvard y en el famoso MIT.
En 1983, se alistó en el Cuerpo de Paz, una organización federal estadounidense de ayuda al desarrollo. Durante 2 años, estuvo dando clases de astronomía y física en Kenia. Poco a poco fue madurando su vocación, y al volver de África, y tras unos años dando clases en Pensilvania, entró en la Compañía de Jesús con 37 años.
Su vida como astrónomo
El padre Consolmagno fue destinado desde el primer momento al Observatorio Vaticano, una institución cuyos orígenes se remontan a 1582 y que siempre ha estado encomendada a los jesuitas. Cuenta con dos observatorios, uno en Arizona y la sede central, que encuentra enclavada en Castel Gandolfo, el palacio para el descanso estival de los papas.
Seguro de su fe, el religioso estadounidense no teme el hallazgo de vida extraterrestre. En una entrevista para el portal estadounidense Vox, explica que hay partes de la Biblia que dicen que no somos las únicas criaturas inteligentes hechas por Dios. La religión nunca quiso decir que los seres humanos seamos el centro del universo. Eso es un malentendido de la vieja cosmología, asegura.
Astronomía en el Vaticano
En 2015, el Papa Francisco le nombró director del Observatorio Vaticano por un periodo de 10 años. Un nombramiento que aceptó, fiel a su voto de obediencia jesuítica. Antes, en el año 2000, la Unión Astronómica Internacional nombró al asteroide 4 5 9 7 como Consolmagno, aunque se le conoce como Little Guy.
El religioso estadounidense rechaza cualquier tipo de tensión entre ciencia y fe. De hecho, considera que deben ir de la mano, y que son complementarias.
El padre Consolmagno asegura que la religión le dice que Dios creo el universo, y la ciencia le dice cómo lo hizo. Aún queda mucho por saber en el campo científico, explica, por lo que el año que viene seguirá investigando, pero como a Dios todavía no lo conoce del todo, mañana volverá, un día más, a misa.