La Iglesia presenta la Memoria Anual de Actividades del año 2018: "Es un compromiso que muestra nuestra labor"

Cuatro millones de personas se beneficiaron de la labor social de la Iglesia durante el año 2018

José Melero Campos

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Este viernes ha tenido lugar el acto de “Presentación de la Memoria de Actividades de la Iglesia” con el que la Conferencia Episcopal Española ha querido, un año más, dar un paso al frente en su política de transparencia para compartir en qué ha invertido sus recursos durante el año 2018.

El Secretario General de la Conferencia Episcopal Española, Don Luis Argüello, ha precisado que la memoria “es un compromiso de la Iglesia para mostrar qué es y lo que hace. Está dentro de los acuerdos Iglesia-Estado. Muestra la información de sus grandes cifras económicas, los recursos recibidos, cómo se reparten y los datos de la vida de la Iglesia en el año 2018. Acerca a todos el verdadero rostro de la Iglesia y su aportación a la sociedad”, explica Don Luis Argüello.

Han sido el vicesecretario para Asuntos Económicos de la CEE, Fernando Giménez Barriocanal, y la directora de la Oficina de Transparencia del organismo episcopal, Esther Martín, quienes han presentado las cifras de la Iglesia en aquel año fiscal.

Giménez Barriocanal ha recordado que fueron algo más de 285 millones de euros el dinero que los contribuyentes asignaron a la Iglesia Católica en el IRPF de 2018. Una cifra que supone 17 millones de euros más respecto al ejercicio 2017. Así las cosas, 8,5 millones de personas marcaron la X de la Iglesia, lo que implica 26 mil nuevos declarantes respecto al año anterior.

De manera efectiva, y una vez hecha la liquidación en 2020, la Iglesia recibió en el año 2018 más de 256 millones de euros. Cantidad que se destinó fundamentalmente a las diócesis, al pago de la Seguridad Social de los sacerdotes o la aportación extraordinaria a Cáritas, dada la importante labor asistencial que realiza entre quienes lo necesitan.

La actividad de la Iglesia es inmensa. Anuncia la fe. Prueba de ello es que 600.000 personas recibieron por primera vez en 2018 algunos de los sacramentos (bautizos, bodas, comuniones, unciones) o las más de 8,5 millones que acuden a misa, tal y como apunta la directora de la Oficina de Transparencia, Esther Martín.

“Más de 45 millones de horas se dedican únicamente a esta labor, que es muy importante en determinados lugares como la España rural, donde la presencia de la Iglesia con estos sacerdotes es fundamental.

Pero, ante todo, la Iglesia está con los que más lo necesitan: “Ancianos, mayores, enfermos, presos, olvidados víctimas de las adicciones, mujeres en situación difícil... Son más de cuatro millones de personas las que se han acercado a alguno de los 9.000 centros que la Iglesia tiene para acogerlas, acompañarlas y prestarles ayuda. Son el rostro más visible de la Iglesia.

Prueba de ello es el centro de Empleo con el que cuenta Cáritas en el barrio sevillano de Palmete, en una de las zonas más conflictivas de la capital hispalense. Allí trabaja junto a personas que han perdido el empleo Mónica Salido: “Nuestro centro está lleno de vida. En un día normal pueden llegar a estar unas cien personas, cada uno realizando su propia actividad”.

Salido ha explicado que la prioridad es el contacto personal y lograr el acceso al mercado laboral de quienes solicitan ayuda: “Al año llegamos a atender a unas 600 personas, según la memoria del año pasado. Pero yo sostengo que esa cifra no es cierta, porque cuando alguien está en desempleo no solo te afecta a ti, sino a toda tu familia, y si consigues un empleo el beneficio es para todos ellos. Se atiende a mucha más gente”, apunta Mónica Salido.

Otro ejemplo de compromiso y trabajo es el de la parroquia de San Ramón Nonato de Vallecas, donde el párroco de esta iglesia, el sacerdote José Manuel Horcajo, ha relatado que cuenta con unos veinte grupos de oración y formación, compuesta por unas 800 personas.

“Son grupos animados por responsables que han tenido un proceso de conversión y animan a la gente a la fe”. En este sentido, ha relatado el trabajo que desempeña Elita, una joven que fue madre pese a todas las trabas que le puso su pareja: “Se quedó embarazada y tuvo que venir a estos lugares de acogida porque su novio le amenazó con echarla a la calle si no abortaba. Ella no quiso, y con siete meses de embarazo se quedaba sin hogar. El bebé nació aquí, y ella tuvo un proceso de conversión de manera que cuando encontró un trabajo decidió vivir al lado de la parroquia para ayudar a estos grupos”.

La Iglesia está muy presente en uno de los grandes retos sociales, como es la tarea educativa. En España, más de 100.000 catequistas atienen a la formación de un millón de niños y jóvenes que acuden a las parroquias y a los centros. En las escuelas, más de tres millones de alumnos eligen la asignatura de Religión. Unas cifras que nos revela la importante presencia de la Iglesia en este campo. Nuestro país cuenta con un total de 2.586 centros educativos católicos, donde se forman más de 1,5 millones de alumnos al año.

Uno de estos centros es el Colegio Diocesano Nuestra Señora de los Desamparados de Valencia, en el barrio de Nazaret. Su director, Nacho Grande, ha precisado que se trata de una zona de la periferia con una realidad social y económica muy diversa: “Trabajamos dando una atención especializada al alumnado. Tenemos estudiantes de hasta 23 nacionalidades y, lo que podría parecer un obstáculo, lo convertimos en oportunidad para educar de una manera integral”.

Grande ha explicado que el centro abre cada mañana a las ocho, para así ofrecer el desayuno a aquellos alumnos cuyas familias están pasando por dificultades económicas. Pero la actividad del colegio no concluye a las cinco de la tarde, con el fin de las clases: “Cerramos a las diez de la noche, porque durante toda la tarde los voluntarios vienen para promover actividades de refuerzo, deportivas, jornadas de convivencia, repartir meriendas... Es decir, hemos hecho del colegio un hogar para los estudiantes”, subraya el director.

Solo tres ejemplos de los miles que podrían darse a conocer. Todo ello ha llevado al presidente de la Conferencia Episcopal Española, el cardenal Juan José Omella, a asegurar que está “impresionado por la labor que realiza la Iglesia”.

El Arzobispo de Barcelona ha remarcado que “son horas y horas de trabajo, y mucha gente metida en esta labor”. Una tarea que al cardenal le recuerda a árbol frondoso con multitud de ramas y frutos que simboliza el funcionamiento eclesiástico: “Es la Iglesia en todas sus manifestaciones, como son las actividades sociales, evangelizadoras, caritativas, hospitales, la formación... es impresionante. Pero como todos los árboles, hay una parte que no se ve, que son las raíces y la savia”.

Para el presidente de la CEE, las raíces son los religiosos contemplativos, el mundo de los enfermos o aquellos que no pueden trabajar: “Pese a todo, oran por la Iglesia y hacen actividad misionera, una Iglesia en salida. Reparten el amor, que es la savia. Un amor que viene de Dios a través de la oración y que llega a todos los miembros de la Iglesia, a ese árbol que da sombra y alimento a nuestra población”, subraya el Arzobispo de Barcelona.