La Iglesia en Valencia denuncia la “esclavitud” de la trata y aplaude la labor de los voluntarios

Cáritas Diocesana de Valencia atendió en 2020 a 158 mujeres en contexto de prostitución, 52 de ellas con indicios de ser víctimas de trata

La Iglesia en Valencia denuncia la “esclavitud” de la trata y aplaude la labor de los voluntarios

Redacción Religión

Publicado el - Actualizado

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La Iglesia en Valencia y las asociaciones que trabajan para ayudar y acompañar a las víctimas de la trata denuncian “la esclavitud” a la que están sometidas estas personas y agradecen la “importante labor” que desempeñan los voluntarios en esta tarea de acompañamiento, con motivo del VII Día Mundial de Oración y Reflexión contra la Trata de Personas que se celebra este lunes, 8 de febrero.

Estas entidades conforman dentro del Secretariado diocesano de Migraciones, el Grupo de Trata de la Diócesis de Valencia formado por Cáritas Diocesana de Valencia, Villa Teresita, el Servicio Jesuita a Migrantes (SJM), la congregación de las Adoratrices-Fundación Amaranta y Cátedra Scholas Occurrentes de la Universidad Católica de Valencia.

Cuando una persona, mayoritariamente mujeres, “es víctima de trata, es anulada completamente como persona, es tratada como objeto de lucro para el beneficio de su explotador a través de la explotación sexual o laboral, principalmente”, ha destacado Conchi Jiménez, de Villa Teresita, coordinadora del Grupo de Trata.

Según informa la Archidiócesis de Valencia, desde las entidades “acompañamos a mujeres en procesos preciosos porque llegan muy rotas y vemos cómo Dios abre puertas de vida en ellas. Los profesionales y voluntarios que trabajamos en este ámbito somos instrumento para ello y testigos”, ha señalado.

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La importante labor de los voluntarios

Villa Teresita es una fraternidad que cuenta con un programa dirigido a mujeres marginadas, en situación de prostitución y/o víctimas de trata, a través del cual atendieron en 2019 a cerca de 200 mujeres “a pie de calle”. El año pasado esta cifra se redujo ya que durante el confinamiento no pudieron realizar ese seguimiento en la calle pero, en cambio, “aumentó el reparto de alimentos a mujeres en exclusión, muchas de ellas con hijos y también víctimas de trata, así como la gestión de ayudas económicas, gracias especialmente a los voluntarios”, han subrayado.

Por su lado, Cáritas Diocesana de Valencia atendió en 2020 a 158 mujeres en contexto de prostitución, 52 de ellas con indicios de ser víctimas de trata, a través del programa Jere Jere, con el que ofrecen orientación sobre salud, formación y aspectos laborales y jurídicos, así como alternativas para poder salir de esa situación. Para lograrlo cuentan con dos trabajadoras sociales, una mediadora y una abogada especialista en trata.

En la actualidad cuentan con 9 voluntarios, menos de lo habitual a causa de la pandemia, que se dedican a acompañamiento a víctimas, trabajo de calle, clases de castellano, talleres de alfabetización, actividades de ocio y tiempo libre y ayuda psicológica.

La Fundación de Solidaridad Amaranta, de las Religiosas Adoratrices, atendió en 2020 a 31 mujeres víctimas de trata. Cuenta con una casa de acogida en Valencia “concebida como un espacio de vivienda normalizado y un lugar de residencia seguro, y protegido, donde se apoya y acompaña a estas mujeres en su proceso de recuperación individual”. Además, también tienen un programa de inserción socio-comunitaria, con apoyo no residencial.

El Servicio Jesuita a Migrantes colabora, con una abogada y una psicóloga, con programas de formación y en viviendas de emancipación, realizando trabajo en red con Villa Teresita y Cáritas Diocesana, compartiendo recursos. Desde el servicio laboral detectan casos, valoran y derivan a recursos específicos.