La iniciativa que une a los presos con su capellán en este periodo de aislamiento: "También están sufriendo"

Conocemos cómo es el día a día de un capellán de prisiones en este periodo de confinamiento

José Melero Campos

Publicado el - Actualizado

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El padre Javier Sánchez González es capellán del Centro Penitenciario Madrid IV Navalcarnero desde hace más de una década. Su vida, como la del resto de los ciudadanos, cambió radicalmente el pasado 14 de marzo, cuando se decretó el Estado de Alarma para evitar la propagación del COVID-19. El día 10 de ese mes fue la última vez que pudo acceder a prisión para administrar la Eucaristía a los presos que así lo deseen. Cuando hemos superado el mes del confinamiento, el sacerdote celebra en COPE.es que determinados medios se acuerden de este colectivo, a veces tan olvidado con muy mala prensa: "Los presos parece que so los malos y no cuentan para nada, salvo que haya motines, muertes o algo así", lamenta.

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En los comedores de la prisión se guarda la distancia de seguridad. Los presos disponen de mascarillas y guantes, al igual que los funcionarios y personal sanitario del interior. A día de hoy, que se sepa, nadie ha dado positivo: "Cuando nos impidieron acceder a la cárcel nos pareció una medida quizá excesiva, pero es bueno, porque se han evitado contagios. Ahora colaboramos con ellos de otra manera".

Así colabora la Iglesia desde el exterior

Así las cosas, el capellán ha explicado que una vez al mes, aquellos que lo deseen donan en capellanía una cantidad para destinarlo a los presos más desfavorecidos. También cuentan con un servicio de ropero, para enviar paquetes de ropas a los que menos tienen. Por otro lado, la relación entre la parroquia de Fuenlabrada (donde reside el padre Javier) y los familiares de los presos es constante.

Pero sin duda, la iniciativa que más emociona al sacerdote son las cartas de ánimo que los voluntarios escriben a los encarcelados con los que mantienen mayor vínculo: "Los chavales nos responden con cartas muy bonitas". Una de esas misivas, explica el capellán, dio lugar a una iniciativa que comenzó en Semana Santa: "La idea era que todos estuviésemos en comunión. Para ello, preparamos un material en folios de cara al Jueves, Viernes y Sábado Santo a las once de la mañana por el cual, cada voluntario desde sus casas y los presos desde sus celdas o en el patio, estábamos con el papel en mano rezando juntos".

Una bella iniciativa que se está repitiendo en los últimos sábados. Y es que toda idea de este tipo es bienvenida cuando se está entre rejas, y más aún cuando desde el mundo exterior apenas llegan noticias como consecuencia del aislamiento social: "Ni familiares, ni ONGs ni nosotros podemos acceder a ellos físicamente. Este aislamiento lo tratan de suplir con más llamadas telefónicas. Ahora en la cárcel están siendo más flexibles con las llamadas".

"Llevamos seis semanas confinados y estamos hartos"

Pero, lo que más está ayudando a los presos es la solidaridad entre ellos: "Pensamos que son delincuentes por estar en prisión. Por supuesto que se lo merecen por lo que han hecho, pero también tienen gestos solidarios y se apoyan entre ellos", remarca el padre Javier.

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Para concluir, el capellán del Centro Penitenciario Madrid IV Navalcarnero confía en que el confinamiento nos haga reflexionar a todos como sociedad y tengamos mayor consideración con los que se encuentran en el interior de las cárceles: "A veces decimos... solo le han caído tres años a este hombre por lo que ha hecho... y nosotros llevamos cinco o seis semanas encerrados en casa con la nevera llena, la televisión, Internet, etc. y estamos ya hartos. Por eso, esto nos viene bien para ponernos en el lugar del que está años encerrado sin libertad, aunque se lo haya merecido. Ellos sufren este confinamiento durante años, al estar incomunicados", sentencia el padre Javier Sánchez.