Los jóvenes analizan por qué aumentan los trastornos de salud mental en adolescentes: "Vemos un futuro oscuro”

Marina, Martín y Andrea están en plena adolescencia, uno de los colectivos donde más han crecido los trastornos mentales. En ECCLESIA han ofrecido su visión sobre este problema

José Melero Campos

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El 'Barómetro Juvenil. Salud y Bienestar' presentado por la Fundación Mutua Madrileña y la Fundación FAD Juventud, desvelaba el pasado mes de junio que en torno al 56% de los jóvenes reconocen haber sufrido algún problema de salud mental en el último año, aunque casi la mitad de ellos no pidió ayuda profesional,

El estudio recogía la opinión de un total de 1.500 jóvenes residentes en España, de entre 15 y 29 años de edad, quienes han afirmado que tienen una percepción peor de su salud física y mental que hace cinco años.

El informe revela que dos de cada diez jóvenes piensa que su situación mejorará en el futuro, aunque el 56% de aducen sentirse desesperanzados, tener poco interés por las cosas o miedo ante el futuro o los riesgos del presente.

Otro elemento muy preocupante son los suicidios. El 'Barómetro Juvenil. Salud y Bienestar' recoge que hasta el 35% de los jóvenes reconocieron experimentar ideas suicidas al menos una vez o con cierta frecuencia en el último año, mientras que un 8,9 por ciento las ha experimentado continuamente o con mucha frecuencia.

La crisis originada por la pandemia, según los expertos que elaboraron el estudio, ha motivado que la mirada de los jóvenes sea negativa. Uno de cada tres considera que su situación empeorará en el futuro y un 40 por ciento mantiene que seguirán igual. El pesimismo es mayor entre los chicos y chicas de mayor edad.

Ante este panorama, ECCLESIA ha analizado con tres estudiantes adolescentes los motivos por los que entre los chicos y chicas que pertenecen a su mismo grupo de edad se están disparando los trastornos mentales.

Los protagonistas de esta tertulia-coloquio son Andrea (14 años) estudiante de 3º de la ESO en el colegio San Viator; Marina(15 años), alumna de 4º de la ESO en Nuestra Señora del Pilar y Martín (15 años), compañero de clase de Marina.

“Todo ha venido en cascada”

Martín achaca esta situación a los acontecimientos vividos en los últimos años con el estallido de la pandemia, que se ha enlazado con otros episodios dramáticos como la guerra de Ucrania, que ha derivado en una nueva crisis económica, cuando apenas hemos superado la anterior: “Todo ha venido en cascada, y hace que suban nuestros niveles de estrés. Además, los recursos que antes dedicábamos para combatir este tipo de cosas se han visto más recortados por cosas más urgentes que hemos tenido que paliar”, ha sostenido.

"La saturación informativa gracias a la tecnología influye”

Y es que, a diferencia de generaciones anteriores, los jóvenes de hoy están más informados gracias a las redes sociales. Una saturación de informativa que también puede afectar a los jóvenes como reconoce Marina: “Estamos en una edad en la que ya nos preocupamos más por las cosas, pero la tecnología antes no estaba tan presente en nuestras vidas, ahora usamos el móvil siempre y las redes sociales. Han cambiando las formas de comunicarnos y esto influye”, asegura.

“Es el estrés de qué nos va a venir en el futuro si es caótico”

Andrea va más allá, y percibe que estos acontecimientos históricos como la covid-19 o el conflicto bélico en Ucrania, ha provocado que los jóvenes hayan abierto los ojos antes el futuro que les espera: “Vemos que después de nuestros estudios, nos enfrentaremos a un mundo en el que nos va costar encontrar trabajo. Es el estrés de qué nos va a venir en el futuro si es caótico, todo está subiendo, no sabemos como puede ir la guerra de Ucrania a más, si puede haber una Tercera Guerra Mundial, si puede haber más enfermedades que mutan, cómo afectará el cambio climático.... vemos un futuro oscuro”, ha alertado la joven en ECCLESIA.

Frente a este panorama desolador que dibuja Andrea, Martín ha tratado de matizar, recordando que los problemas se han ido sucediendo en cada periodo histórico. No obstante, sí que reconoce que la desinformación propiciada por herramientas como las redes sociales, no ayudan a la calma social: “

Es posible que la información que estás dando no sea la verdadera. Eso también puede agravar la situación, porque estás contribuyendo a la desinformación”.