Más orientadores, implicación de la familia y observar: recetas para prevenir el trastorno mental en las aulas

La directora de Innovación Pedagógica en Escuelas Católicas reivindica los programas desarrollados en la red de centros católicos para favorecer el bienestar del alumnado

José Melero Campos

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Los datos son alarmantes. Estudios que provienen de organizaciones reconocidas como 'Save the Children' o UNICEF revelan que un tercio de los alumnos españoles algún tipo de problema de su salud mental. Trastornos que se reflejan en un incremento de los cuadros de ansiedad, de estrés, de conductas autolíticas, de problemas alimenticios como la bulimia o la ideación suicida.

A la pandemia, que trastocó nuestra forma de vida, se suma un contexto de crisis económica como consecuencia de una incertidumbre mundial provocada por conflictos bélicos, encarecimiento de la vida o episodios climáticos extremos debido al calentamiento global.

Pero no solo el alumnado, también los profesores están padeciendo los efectos de estos condicionantes: no en vano, se estima que el 25% de los docentes sufren algún tipo de trastorno de salud mental, lo que se traduce en más bajas.

Una realidad a la que la Educación no puede hacer frente sin el apoyo de las administraciones o las familias, tal y como ha advertido en ECCLESIA la directora de Innovación Pedagógica de Escuelas Católicas, Irene Arrimadas.

“Para intervenir y prevenir estos casos hay que hacerlo con una aproximación sistémica. Es decir, no todo se puede solucionar desde la escuela. Cuando existen estos problemas desde el contexto social y educativo la comunidad educativa, los padres, profesores, administraciones, políticas y la sociedad en general tienen que intervenir. La escuela sola no puede”, ha reclamado.

No obstante, Arrimadas ha reivindicado muchas de las medidas adoptadas desde los centros para mejorar el bienestar de alumnos y personal educativo, como son los protocolos de actuación frente a los acosos o planes de convivencia que faciliten que desde las escuelas se tenga un clima de bienestar, de acogida, de compañerismo que favorezca esta salud mental.

En cualquier caso, la responsable de Innovación Pedagógica de Escuelas Católicas alerta que no es suficiente, por lo que se debe ampliar la dotación presupuestaria que aterricen en la realidad de las aulas.

Enseñar a observar para detectar posibles trastornos

Entre las medidas que propone Irene Arrimadas es potenciar la labor de observación para detectar posibles trastornos mentales entre el alumnado: “Es clave detectar los signos, las claves que nos están transmitiendo nuestros alumnos y profesores de que algo no está funcionando bien, de que tienen problemas. Observar en nuestros niños y adolescentes esos síntomas de tristeza, de depresión, de aislamiento, detectar, observar, ver las claves. Para eso hay que educar la mirada y para eso necesitamos formación y recursos”.

Reforzar el papel de orientadores y tutores

Reforzar el papel de los orientadores y el de los tutores también se antojan como elementos esenciales, a juicio de Irene Arrimadas: “Los orientadores deben acompañar a los alumnos desde Infantil porque en Secundaria esas posibles dificultades es más difícil de resolver. En cuanto a los tutores, son imprescindibles porque son al final son los profesionales que más horas pasan con nuestros hijos y alumnos a lo largo de su escolaridad”, ha explicado.

La implicación de las familias

Sin duda, el papel de las familias es un agente necesario en la prevención de casos. Y es que como recalca Irene Arrimadas, los padres son los “agentes educadores principales de los niños”. Por ello, ha abogado por formar a las familias para así propiciar su participación de manera eficiente.

“No se trata solo de que estén informados de las actividades y funciones que hacemos en las escuelas, sino que se sientan partícipes, son agentes educativos fundamentales de los alumnos. La labor de la escuela y los padres es una labor de equipo. Para ello los padres necesitan formación para poder atender mejor y acompañar mejor ese aprendizaje de los niños desde las casas”.

Programas de Escuelas Católicas para propiciar el bienestar en las aulas

La directora de Innovación Pedagógica en Escuelas Católicas ha puesto en valor algunos de los programas que está impulsando esta red de centros, entre los que destaca la publicación de la 'Revista Educadores', “donde tratamos de difundir estos programas y recursos que puedan ayudar a cuidar el bienestar y a prevenir los casos de violencia que aparecen en las escuelas”.

Otro programa es 'Shamar, escuelas del cuidado' en el que, donde a través de una serie de formación y recursos se acompañan a las escuelas en la prevención e intervención de los casos: “Es importante cambiar la manera en la que nos organizamos, en la que lideramos los proyectos educativos en nuestros centros, la manera en la que cumplimos con los requisitos de la LOPIVI, y cómo nos comunicamos con nuestra comunidad educativa”, ha subrayado.

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