El motivo por el que Federico Martín Bahamontes cedió a la Catedral de Toledo su maillot amarillo
Bahamontes tiene en su haber ser el primer ciclista español en ganar el Tour de Francia, en 1959. En la 'Revista Catedral de Toledo', reveló su pasión por el templo Primado
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El mundo del ciclismo y la ciudad de Toledo llora la muerte de una de sus grandes figuras, Federico Martín Bahamontes, a los 95 años de edad. Pese a su amor a la capital castellano-manchega, donde vivió desde los seis meses de vida, ha fallecido en Valladolid, donde vivía con su hija desde hace unos años.
Uno de los mejores escaladores de la historia del ciclismo, aquello valió a Bahamontes para ser el primer español en ganar el Tour de Francia en 1959. En su haber quedará esta gesta para siempre, en unos tiempos donde los logros del deporte español se contaban con los dedos de una mano.
Además de coronarse con el maillot amarillo, consiguió nada menos que once victorias de etapa en las grandes vueltas: siete en el Tour, tres en la Vuelta a España y una en el Giro de Italia.
Lo que muy pocos saben es que Federico Martín Bahamontes cedió a la Catedral de Toledo el maillot amarillo tras vencer en la ronda gala en 1959, fruto del amor que sentía el ciclista hacia el templo primado, donde además contrajo matrimonio con Fermina, la mujer de su vida, en 1956.
Bahamontes comparte sus recuerdos de la Catedral de Toledo
En una entrevista concedida hace unos años a la 'Revista Catedral de Toledo', el Águila de Toledo' evocaba sus primeros recuerdos en la Catedral toledana: “Sinceramente, no recuerdo cuándo fue la primera vez que visité la Catedral de Toledo. Pero debió ser de niño ya que mis padres vinieron a Toledo en busca de trabajo cuando yo tenía seis meses…Luego llegó la guerra y tuvimos que irnos a Madrid con unos familiares, donde empecé a trabajar a los once años vendiendo leña que recogía en El Retiro, aunque acabé viviendo con una tía en Villarrubiales de Santiago porque éramos muy pobres y pasábamos muchas necesidades. No volví a la Catedral hasta que regresamos a Toledo, después de la guerra, donde seguí trabajando en el campo, como vaquero, y luego en una verdulería...”
Para Martín Bahamontes, el templo primado era un enclave especial, al que siempre acudía para rezar cuando regresaba de competir o de algún viaje: “Durante los veinte años como ciclista profesional viajé mucho, y he estado en todos los lados, en Roma con el Papa y en París con De Gaulle, pero siempre que llegaba a casa venía a la Catedral a rezar y a pedirle al Señor que me diera fuerza para seguir compitiendo”, expresaba en la entrevista con la revista.