Paquita, de sufrir un ictus a recuperarse con las Hermanas Hospitalarias: "Es un aprendizaje a la madurez"

Paquita García entró en esta residencia de las Hermanas Hospitalarias en Valencia porque tenía un gimnasio que le ayudaba en la rehabilitación: "Aquí me siento como en mi casa"

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Redacción Religión

Publicado el - Actualizado

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Paquita García vive “muy a gusto” en la residencia de las Hermanas Hospitalarias de Valencia. Entró para recuperarse después de sufrir un ictus y se ha convertido en su hogar. También están contentos sus hijos, “porque cada vez que vienen a verme sienten que yo soy feliz, que estoy muy contenta. Y es verdad, no tengo que fingir”.

Gracias al proyecto #HazMemoria de la CEE, esta semana los medios de comunicación de la Iglesia centran su mirada en el trabajo con los ancianos.

¿Cómo era tu vida antes de la residencia?

Antes vivía con mis hijos y mi marido, pero él falleció demasiado joven, tenía 47 años y me quedé sola con mis hijos, mis cuatro preciosos hijos. Pero ellos siguieron creciendo, encontraron su trabajo y yo me quedé con ellos, les acompañaba en todo lo que hacían. Estaba con ellos en la oficina del trabajo todos los días, comía con ellos, les ayudaba en lo que hiciese falta y estábamos contentos, pero unos años después sufrí un ictus y eso lo cambió todo.

¿Qué sucedió después del ictus?

Cuando se presentó lo del ictus me quedaron algunas secuelas, por ejemplo, andaba con bastante dificultad y me costaba mover bien la pierna izquierda. Entonces descubrí que la residencia de las Hermanas Hospitalarias tenía un gimnasio. Esto era perfecto para mi rehabilitación porque tenía disponible todos los días para mí la oportunidad de mejorar mi movilidad y recuperarme poco a poco. Así que decidí entrar por este gimnasio y la posibilidad de hacer ejercicios que me había recomendado el médico y aquí sigo, muy contenta.

¿Por qué estás tan contenta en la residencia de las Hermanas Hospitalarias?

Porque estoy como en mi casa, muy a gusto, las personas empleadas de aquí son muy respetuosas y muy alegres. Oigo las risas siempre y a mí me encanta reírme, desde el principio congeniamos muy bien.

Yo estudié en un colegio de religiosas y estoy acostumbrada a tratar y relacionarme con ellas. Para mí, esto está siendo como un segundo colegio, un aprendizaje a la madurez.

¿Mantienes la relación con tu familia ahora mismo?

Por supuesto, además mis hijos están contentos porque cada vez que vienen a verme sienten que yo soy feliz, que estoy muy contenta. Y es verdad, no tengo que fingir, estoy muy tranquila y a gusto.

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