''El primer servido en cuidar a un enfermo es el voluntario'' José Luis Méndez, Pastoral de la Salud

Más de 20.000 voluntarios de la Pastoral de la Salud acompañan a personas que sufren la soledad en residencias, hospitales y domicilios

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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José Luis Méndez, sacerdote, médico y director de la Pastoral de la Salud de la Conferencia Episcopal, ha dado cuenta de la labor que desempeñan en ''Ecclesia al día''. A través de sus más de 20.000 voluntarios, esta Pastoral se dedica a acomapañar a los enfermos.

Este departamento de la CEE ''es una labor rodeada de héroes que, con mucha generosidad y de forma anónima, hacen suyos los sufirmientos de otras personas que acompañan''. La soledad es una pandemia que la Iglesia busca combatir y las parroquias son esenciales en la labor. El padre Méndez asegura que muchos sacerdotes y laicos se organizan para visitar a personas que están solas en casa. Incluso les acompañan al hospital a recibir resultados de análisis o en días de intervenciones médica.

El primer beneficiado de cuidar a un enfermo es el voluntario

''Podría pasarme horas contando experiencias de muchos voluntarios de cómo les ha cambiado atender a enfermos muriéndose o solos'', a explicado a Álvaro de Juana. Una experiencia recíproca, de ida y vuelta, que ayuda a enfermo y acompañante.

A cuatro años de la pandemia de Covid, hemos querido recordar la labor de la Iglesia en el confinamiento. Según José Luis Méndez, muchos capellanes hicieron una gran labor en la pandemia, al comienzo de la pandemia, sin mascarillas ni epis. ''Tenemos unos cuantos capellanes que fallecieron durante la pandemia por el covid''. Sin embargo, destaca el desprendimeinto y generosidad de estos capellanes. ''Esto no sale en ninguna estadísitica, pero es un derroche de caridad enorme''.

Asegura que la excepción es que no haya capellanes en los hospitales. ''La relación entre capellanes y médicos es buena, el ambiente es muy bueno''.

El lenguaje de Dios es el amor

Acompañar a personas que están solas en hospitales, domicilios y residencias de mayores, son manifestaciones de amor, y es que ''El lenguaje de Dios es el amor'', dice el padre Méndez citando a Benedicto XVI en la encíclica ''Deus Caritas Est''. Un amor que se traduce en ''saber escuchar. Llegará el momento de hablar expresamente de Dios y de la esperanza, pero otras veces el camino no es ese, sino interesarte por lo que le importa el enfermo para que descubra que tú le importas. Que descubra que es querido'', comparte José Luis.

Antes de sacerdote fue médico, además en pueblos, donde la compañía se agradece especialmente. José Luis tiene muy claro que hay que escuchar al enfermo, no darle una solución inmediatamente, saber que a veces la respuesta se la da el enfermo a sí mismo mientras habla. La compañía es medicina, terapia y ayuda en sobrevellar enfermedades. Como conclusión, el padre Méndez asevera: ''No olvidemos que la inmensa gran mayoría de los milagros de Cristo son curaciones''.