¿Qué busca el votante católico de cara a las elecciones del 28-A?

El voto católico es plural y libre, pero, ¿cuál es el perfil de este nicho electoral? ¿se fija sólo en los programas y los candidatos...o en algo más?

Pablo Valentín-Gamazo

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La campaña electoral para las próximas elecciones generales del 28-A toca a su fin hoy. El voto de los convencidos y de los indecisos está en juego. Dentro de estos dos sectores puede estar también otro "nicho electoral": el voto de los católicos, que no el "voto católico". El voto de los católicos es un voto plural y libre. Así lo afirma José Francisco Serrano Oceja, autor del libro "A la caza del voto católico" (Freshbook, marzo, 2019) 

Después de haber podido escuchar las propuestas de los distintos partidos políticos, se acerca la jornada de reflexión. La jornada de reflexión es el "día de descanso" previo a depositar, libremente, el voto en la urna. Es el último momento en el calendario electoral para pensar y meditar si los mensajes y las medidas de las distintas formaciones se corresponden con la ideología, la conciencia, los valores, etc., de los electores.

Sin embargo, de cara a la próxima jornada de reflexión, ¿hay algo más en lo que deba fijarse un católico? ¿puede encontrar en la Iglesia algo que le auxilie - no que le determine - para hacer ese ejercicio?

La propuesta de Benedicto XVI: vida, familia y derechos de los padres a elegir educación para sus hijos

La Iglesia católica en España nunca ha dicho, tanto a católicos y no católicos, a quién hay que votar. El papel que juega la Iglesia católica de cara a unos comicios es el de ofrecer a sus fieles unas ayudas en forma de principios o puntos fundamentales a los que mirar.

De hecho, de cara a las próximas elecciones generales del 28-A, el secretario general de la Conferencia Episcopal, ha publicado un decálogo en este sentido. Este tono de carácter propositivo y como un llamado a la reflexión de los fieles es la postura de la Iglesia en España. Ha sido así desde las primeras elecciones democráticas en España, escribe el periodista y doctor en Ciencias de la Información. 

"Protección de la vida en todas sus etapas, desde el momento de la concepción hasta la muerte natural"

El Papa Benedicto XVI también expuso su planteamiento con la formulación de unos principios que él llamó "no negociables". En un discurso en en unas Jornadas de Estudio sobre Europa, el pontífice emérito aportó tres claves que definió, no "como verdades de fe", sino como "inscritos en la misma naturaleza humana y comunes a toda la humanidad". Estos principios no negociables se basan en tres puntos: la defensa de la vida, de la familia natural y del derecho a la libertad de elección educativa.

Joseph Ratzinger se refería al primero de estos puntos como la "protección de la vida en todas sus etapas, desde el momento de la concepción hasta la muerte natural". Este principio alude a las prácticas del aborto o la eutanasia. Esta última, en España, tiene en tres de los cuatro principales partidos la común propuesta de aprobarla y regularla en la próxima legislatura

"Reconocimiento y promoción de la estructura natural de la familia como unión entre un hombre y una mujer basada en el matrimonio"

 Benedicto XVI pedía como segundo principio el "reconocimiento y promoción de la estructura natural de la familia". La familia al que se refería el pontífice germano es la natural, "como unión entre un hombre y una mujer basada en el matrimonio".

Ese reconocimiento y esa promoción implicaba una acción más: "su defensa contra los intentos de equipararla jurídicamente a formas radicalmente diferentes de unión que, en realidad, la dañan y contribuyen a su desestabilización, oscureciendo su carácter particular y su irreemplazable papel social"

Por último, el Papa emérito pedía que se velara por la "protección del derecho de los padres a educar a sus hijos". Esa libertad educativa constituye, junto a los dos principios anteriores, una promoción "no confesional" de aspectos a tener en cuenta a la hora de votar. De hecho, el destino de su mensaje son "todas las personas, prescindiendo de su afiliación religiosa", subrayaba entonces.

"Protección del derecho de los padres a educar a sus hijos"

Serrano Oceja añade otro factor que pensar si los partidos políticos pueden hacer posible: el ejercicio de una libertad real. Se refiere a "la libertad a la hora de elegir el modelo de educación que queremos para nuestros hijos o libertad a la hora de hacer posible la aplicación del principio de subsidiariedad".

Los católicos tampoco son ajenos a otras realidades sociales, que también han de mirar, explica. Los votantes tienen en esas realidades otro punto de apoyo para elegir el signo de su voto. ¿Cómo? Mirando entre aquellas formaciones que muestren "una particular preocupación por la dimensión social de la política ante fenómenos como el de la pobreza o las migraciones, o el de la exclusión, o el de las nuevas pobrezas, como la soledad".

¿Todos los católicos deben votar al mismo partido? 

El voto del católico tiene unos puntos a los que puede recurrir para ejercer su derecho a sufragio. Sin embargo, "lo que vota un católico forma parte de su responsabilidad". Más aún, aclara el autor, "no le define". En "A la caza del voto católico" recuerda cómo hay votantes que se han definido como católicos y han votado por opciones de todo el espectro político nacional

"Lo que vota un católico forma parte de su responsabilidad, pero no le define"

Serrano Oceja defiende la pluralidad del voto católico. Este razonamiento se basa en que la propia realidad también es plural. Por lo tanto, la raíz del voto de los católicos se define a partir de "la propia forma de entender la relación del creyente con la sociedad y en la forma en que podemos responder a esa realidad con respuestas múltiples".

El votante católico, más preocupado por "otros fenómenos" que por "la derecha" o "la izquierda"

El escritor y pensador sugiere que el voto de los católicos pueda apuntar a la actualidad política. Serrano Oceja se refiere a que hay fenómenos más importantes que "las derechas" y "las izquierdas" a la hora de votar. Tanto es así, que hace una invitación.  

"Los católicos debemos contribuir a que a que se entierre la dialéctica entre la derecha y la izquierda"

"Si estamos de acuerdo en que los modelos de izquierdas y derechas, ya desde los clásicos de la actividad política, han caducado, los católicos debemos contribuir, precisamente, a que, definitivamente, se entierre la dialéctica entre la derecha y la izquierda", explica.

La razón por la que comparte esa reflexión es la aparición de "otros fenómenos sociales relacionados con la política" que pueden interpelar en mayor medida a los votantes. Esos fenómenos son, entre otros, "el populismo, la globalización, las nuevas antropologías, las nuevas ideologías de género y sus consecuencias o los efectos de la revolución de mayo del 68"