Víctor, de dormir en la calle a ayudar en Cáritas a los más necesitados: "Ante todo son personas"
Ha sido uno de los residentes de la casa de acogida "Padre Damián" de Cáritas diocesana de Salamanca y ha compartido su testimonio en el programa "Iglesia Noticia"
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37.117 personas viven en la calle en España según los cálculos de HOGAR SÍ que promueve el fin del sinhogarismo en nuestro país. Consideran soluciones de emergencia los albergues y los comedores sociales, que, según el Instituto Nacional de Estadística (INE), están utilizando 28.552 personas en 2022, un 24,5 por ciento más que hace 10 años. Para erradicar el problema la clave, subrayan, son las soluciones de vivienda.
Dicho y hecho. Solo desde 2014 en HOGAR SÍ han atendido a 1.500 personas sin hogar facilitándoles el acceso a una vivienda con una renta flexible en función de los ingresos de cada persona y acompañándoles en todo lo necesario para dejar atrás la calle y todos sus peligros. La esperanza de vida de quienes no tienen un techo bajo el que cobijarse es 30 años inferior a la de la media de la población y casi 6 de cada 10 tienen algún síntoma depresivo, 5 veces más que la media nacional.
Víctor ha sido, hasta mayo, uno de los residentes de la casa de acogida "Padre Damián" de Cáritas diocesana de Salamanca y ha compartido su testimonio este domingo, 30 de octubre, en el programa Iglesia Noticia, con ocasión del Día de las Personas Sin Hogar. Encontró una habitación y ahora está viviendo con otras personas: “Consideraba que ya era hora de volar por mi mismo y salí de allí”.
El año pasado, por esta época, Víctor se encontraba en la calle y fue a Cáritas para hablar con ellos: “Me concedieron entrar en la casa 'Padre Damián' de lo cual estoy muy contento y muy agradecido. Es una casa normal y corriente para todo el mundo, tienes todos los servicios gracias a Cáritas”. Víctor había llegado a esa situación por muchos errores “que se cometen en la vida”: “Es una historia larga que no merece la pena recordar. Mi caso no fueron las adicciones, quizás fue la mala cabeza y confiar en gente que no debí confiar. Todos cometemos errores, el caso es poder enderezar la vida”.
Estar en calle, según cuenta Víctor es “bastante jorobado y te encuentras gente de todo tipo. Nos hacemos compañía, pero lo que más duele es que la gente te mira como un bicho raro, eso duele. Lo más bonito que puede tener una persona que no tiene techo es una sonrisa de cualquier persona”
Los días en calle para Víctor eran “demasiado largos, nunca he caminado tanto como en esa época. No tienes alicientes, no tienes nada. No puedes pensar en nada, porque en realidad no estás viviendo”.
En la casa 'Padre Damián' lo primero que encontró Victor fue “mucha comprensión, cariño y una familia. Tanto educadores, voluntarios y compañeros te hacen entender que la vida merece la pena”.
Víctor sigue participando en los talleres de Cáritas, sigue conociendo gente e intenta ayudar a la gente que no tiene un hogar y ha querido lanzar un mensaje: “Simplemente que las personas sin hogar ante todo son personas, una sonrisa para ellos por favor”.