Ordenadores y libros, o cómo equilibrar en el aula dos tecnologías diferentes
En 2014 había un ordenador para tres alumnos en los colegios de España, hoy hay uno para cada dos alumnos, un avance tecnológico que quita peso a los manuales y libros físicos
Madrid - Publicado el - Actualizado
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En España hay una pantalla para cada dos estudiantes en los centros educativos. Hace una década, en 2014, había 1 para cada 3. Hoy más de la mitad son portátiles o tablets, no ordenadores de torre. En COPE hemos contado que el problema no es la implantación entre comunidades autónomas, sino entre colegios. A los padres les preocupa el uso inadecuado, pero creen que la digitalización total es un hecho. El mundo no se entiende sin las tecnologías y las nuevas generaciones tienen que ser competentes en ellas.
Javier Segura, delegado de Enseñanza de la diócesis de Getafe señala que el papel y lo digital no se tienen que llevar mal. ''Cada elemento, cada herramienta supone un tipo de aprendizaje diferente''. La lectura del libro, no de artículos breves, es indispensable. ''En la lectura asumimos informaicón y la configuramos'' formando así el cerebro.
Además, añade que ''no debemos dejarnos fascinar por lo inmediato, sino que tenemos que saber cuál es su uso para qué, acotarlo y potenciar''. Hay que saber qué leer, tener referentes lectores. Si no, la sobredosis y sobrexcitación de los medios digitales daña el cebrero. ''A esas edades necesitan otra cosa''.
La tecnología está hecha para captar nuestra atención
''El libro es otra tecnología, muy antigua pero tecnología'' apunta María Solano, profesora en la Universidad CEU san Pablo. ''El libro físico sirve para unas cosas y lo digital para otras. La alfabetización digital es imprescindible, porque se lo pedirá el mundo laboral a los jóvenes''. Son cuestiones compatibles, pero es necesario vigilar por la adicción que supone lo digital. ''Está hecho para captar nuestra atención''. Por eso hay que educar ''para que el tiempo no se les vaya entre las manos''. Los jóvenes y los adultos deben aprender a fijar la atención en lo importante.
Una adicción quita libertad. Cuando no se usa el teléfono hay mono y ansiedad. Es una realidad que debe ser analizada, ''la detectamos, pero no hemos dado respuestas, ni las familias, ni a nivel social'' dice Javier Segura. Es un reto global. Se necesitan unas pautas y una cultura que permitan coexsistir. ''Debemos enseñar mientras aprendemos'', sentencia María Solano.