Lo mejor del Congreso Nacional de Laicos, el camino sinodal
Madrid - Publicado el - Actualizado
1 min lectura
Comienza la cuenta atrás para "la siguiente parada" del Congreso Nacional de Laicos. Los días 14, 15 y 16 de febrero, dos mil representantes de las diócesis españolas y de diferentes movimientos y asociaciones, se darán cita en el encuentro que la CEE prepara con tanto esmero y amplia dedicación. Será un hito en el camino, no tanto por el congreso en sí, que también, sino mucho más por el proceso sinodal que se ha vivido desde el comienzo. Laicos, sacerdotes y consagrados han caminado juntos durante estos meses, cada uno desde su vocación específica, aportando luces y sombras y soñando un verdadero Pueblo de Dios en salida.
La sinodalidad no es nueva, es un don del Espíritu en este momento de la historia que nos toca vivir. Como característica de la comunión eclesial, se busca responder a los desafíos de hoy de una manera concreta: juntos. Se trata de hacer un camino más que de llegar a una meta y eso exige de cada uno una actitud de discernimiento, buena dosis de humildad, deseos de acoger al diferente y mucha confianza en que el Espíritu se comunica.
Los laicos, preocupados, sobre todo, por la presencia pública de la Iglesia, reconocen que la sinodalidad es el camino que se espera de la Iglesia en este tercer milenio. De manera participativa y corresponsable, es urgente renovar y revitalizar el impulso misionero que implique profundamente a toda la Iglesia. No se trata de mirar constantemente nuestras propias heridas, sino que se trata de salir al paso de las heridas del mundo para sanarlas al modo de Jesús.