La historia de Javier, al que su fe le ayudó a superar el cáncer y la covid: “Tenía sensación de paz”
Javier Aranguren ha relatado su experiencia cercana a la muerte tras ser sedado en la uci por coronavirus: "Viví estos momentos como el más feliz de mi vida"
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A Javier Aranguren la vida se le ha torcido en los últimos meses, pero su fe ha hecho que estos momentos difíciles los haya vivido como el mejor momento de su vida. En noviembre de 2020 le diagnosticaron un cáncer de colon. Unos meses después, en marzo, dio positivo de coronavirus. Durante unas semanas permaneció sedado en la UCI.
Pese a todo, vivió aquella situación con mucha serenidad: “El día que me diagnostican el cáncer de colon fue en la prueba que nos realizamos los que tenemos 50 años. Los médicos me dicen que creen que tengo un tumor”.
La lucha de Javier frente a la covid-19
Tras el mal diagnóstico, empieza una dura batalla contra el tumor. Pero a la sexta sesión de quimioterapia, la lucha se volvió aún más dura tras padecer covid-19. El 9 de marzo Javier sintió fiebre, por lo que tres días más tarde decidió acudir a urgencias. Desde entonces, asegura tener una laguna mental hasta el 8 de abril, el día de su cumpleaños. Durante este tiempo, permaneció sedado, en estado muy grave. Todo parecía indicar que no saldría adelante.
“Tuve esta experiencia cercana a la muerte, con alucinaciones, pero lo recuerdo con bastante alegría. Llegaba a la conclusión de que no fue el peor cumpleaños de mi vida el que celebraba el 7 de abril a las 12 de la noche con enfermeras y médicos que hicieron globos cantándome el cumpleaños feliz mientras yo movía un dedo porque no podía hablar”, recuerda Javier, que ha sido uno de los testimonios de fe que se han conocido durante la presentación de la Memoria de Actividades de la Iglesia en 2019, que ha tenido lugar en la Fundación Pablo VI.
"Una gran ocasión para volver a valorar la vida"
Durante la conversación mantenida con los presentadores del evento, el periodista de TRECE José Luis Pérez y la integrante de la oficina de prensa de la CEE, María García, Javier Aranguren mantiene siempre el optimismo y la sonrisa. Sin duda, la gracia de Dios tiene mucho que ver en esa esperanza: “La experiencia que he tenido estos meses es de paz interior, y una gran ocasión para volver a valorar la vida, intentar reconstruir lo hecho hasta entonces, cuando te crees inmortal”.
Lo cierto es que para Javier, la cercanía con Dios le viene desde su infancia. Una cercanía que fue mayor cuando se encontraba sedado, debatiéndose entre la vida y la muerte: “Tuve un momento de conciencia clara. Los médicos pensaban que moriría. Vi al final del túnel una luz con un lugar precioso y niños cantando. Yo me sentía a gusto. Alguien, no se quien, me preguntó si quería quedarme. Respondí que no, porque no me veía en condiciones de estar a la altura ante lo que tenía ante mí. Y por otro lado, dije que me gustaría volver para pedir perdón a algunas personas. Mi experiencia de aquel lugar era de tremenda paz. Por eso digo que quizás mi enfermedad fue de los momentos más serenos y felices de mi vida. Por eso, yo creo que nuestros mayores que han fallecido durante la pandemia lo han hecho en paz con el Señor, lo que es pletórico”, asevera.