Así fue el momento en que Javier Cascón, el joven que transforma vidas comprando pisos para los sintecho, se encontró con Dios: “Lo sentí”
El joven de Tudela de 26 años ha adquirido dos propiedades en la capital por 180.000 euros, y su objetivo es vivir con su mujer y otras personas sin hogar, todos juntos: "Es nuestra misión"
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Javier Cascón, un joven consultor de 26 años de Tudela, Navarra, ha emprendido un proyecto excepcional en Madrid: comprar pisos para personas sin hogar. Este no es un proyecto surgido de la nada, sino el resultado de años de reflexión y acción social. "Al final son números y son cifras, y eso muchas veces no le llega a nadie. A la gente lo que le llega son nombres e historias", comenta Javier en 'Ecclesia Es Domingo' en TRECE, destacando la importancia de conocer las historias individuales detrás de las estadísticas.
Javier, que se describe como una persona normal que vive en un barrio obrero de Madrid, no proviene de una familia adinerada. Su motivación nació de una empatía y una frustración al ver que la ayuda tradicional no abordaba las raíces del problema. "Ahora mismo estamos poniendo tiritas yendo a un comedor social. Es necesario, sí, pero estás poniendo una tirita en un brazo que está roto y así no se va a pasar, así no va a cambiar esta situación". Y añade "yo no dejaría que mi madre o que mi hermano durmiesen en la calle o que pidiesen, y si puedo hacer algo, pues tengo que hacerlo".
Primeros Pasos: Arte y Formación
Antes de comprar pisos, Javier se involucró en otras iniciativas. Junto con personas sin hogar, creaba lienzos que luego vendían en hoteles y galerías de arte. El dinero recaudado se utilizaba para financiar cursos de formación, ya que, según Javier "no queremos darte comida, no queremos darte abrigo porque eso ya lo tienes en la Comunidad de Madrid. Queremos darte formación para que puedas salir de la situación en la que te encuentras". Estos cursos incluían desde carnets de conducir hasta masters.
La Fundación Lázaro y el Impacto Personal
Posteriormente, Javier trabajó durante tres años en la Fundación Lázaro, donde convivió y acompañó a personas sin hogar tres años. Este periodo fue crucial para reforzar su perspectiva. "Si no entendemos las causas, el nombre de cada una de estas personas, su historia... Porque esto es la gente que vive en la calle, también es gente normal, es decir, gente que en un día tenían un trabajo, tenían una familia y que por circunstancias de la vida acabaron en la calle", explica Javier, subrayando la importancia de ver a cada persona como un individuo con su propia historia.
La iniciativa de comprar pisos surgió de la necesidad de ofrecer algo más que asistencia temporal. Para ello, Javier trabajó en varios empleos simultáneamente, llegando a tener hasta cuatro trabajos a la vez. "Trabajando 12, 14, algún día 16 horas. Luego también limitando muchísimo mis gastos" se sincera. Y aunque ahora es consultor, admite que ha tenido "hasta 17 trabajos". Su esfuerzo y disciplina le permitieron ahorrar 20.000€, cantidad inicial que le sirvió para comenzar su proyecto, llegando a recaudar 180.000€. En el 2022 adquirió el primer piso, invirtiendo todos sus ahorros, y este 2024 compró el segundo tras pedir varios préstamos a su nombre, que todavía está pagando.
"Amen sin Tilde": Un Libro y una Filosofía de Vida
Además de sus empleos, Javier publicó un libro autoeditado llamado 'Amen sin Tilde'. Este libro, disponible en Amazon y a través de sus redes sociales -con el que recaudó más dinero-, es una reflexión sobre la vida y el propósito. "Intentamos plasmar sobre todo preguntas para que la gente se cuestione, piense sobre su vida, sobre sus objetivos, sobre en qué estás dedicando tu vida". Para Javier, la fe es fundamental, siendo el motor de sus acciones. "Para mí el amén, si le quitas la tilde convierte en amen del verbo amar. Por eso ese nombre. Amar, entregar la vida".
Javier no solo ofrece un techo, sino un hogar, lo que para él significa "acompañamiento, es escucha y es impulso". Los pisos no son soluciones permanentes, sino un trampolín para que las personas puedan recuperar su autonomía. Por ello, antes de entrar en la casa, los beneficiarios fijan objetivos a seis meses, y se espera que ahorren el 20% de sus ingresos.
Un Modelo de Vida Compartida: la importancia de la comunidad
Javier se casó recientemente, y aunque ahora viven en casa de unos amigos durante un par de meses, su idea es vivir en uno de sus pisos con su esposa, compartiendo su vida con personas que lo necesitan. "Ese es nuestro modelo. Es lo que nos gustaría vivir", afirma, demostrando su compromiso total con esta causa.
"Es nuestra misión. Que cada uno sea lo mejor que pueda ser en su ambiente", recalca Javier, invitando a todos a encontrar su propia misión. La iniciativa de Javier no solo busca dar un hogar, sino que también pretende inspirar a otros a contribuir al bienestar común. "Siempre que encontramos una casa de estas dos hasta ahora que tenemos, poníamos algo en redes y nos daban tantos muebles que hemos tenido que dar a otras ONGs" indica, mostrando que las donaciones son importantes para mantener su proyecto.