El capitalismo, la democracia o la globalización: las preguntas más necesarias, según Luis Argüello
El presidente de la Conferencia Episcopal Española y arzobispo de Valladolid invita a reflexionar sobre las profundas crisis actuales durante su discurso en la 126ª Asamblea Plenaria
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Entre los temas que el presidente de la Conferencia Episcopal Española y arzobispo de Valladolid, Luis Argüello, ha tratado durante su discurso de inauguración de la 126ª Asamblea Plenaria, destaca la invitación a reflexionar sobre las profundas crisis que atraviesa el mundo actual y la necesidad de retomar las grandes preguntas que definen la humanidad.
Citando a la filósofa Hannah Arendt, Argüello ha destacado que “una crisis nos obliga a cuestionarnos el sentido de nuestra existencia y nuestra relación con el mundo que nos rodea”. En este sentido, ha añadido que "permítanme proponer de manera sumaria la necesidad de preguntarnos de nuevo, en el mundo en cambio, sobre el mercado, el Estado, el progreso y en definitiva sobre el hombre, espléndido, vulnerable y mortal, y el sentido de su vida".
Argüello ha subrayado que el debate sobre el sistema capitalista no debe centrarse únicamente en su funcionalidad, sino en el tipo de humanidad que genera: "La pregunta no es si el capitalismo funciona, sino qué tipo de humanidad produce; qué está haciendo la economía capitalista contemporánea con el hombre: qué tipo de humanidad produce, cuáles son sus deseos, aspiraciones y horizontes vitales, qué clase de sociedad es capaz de generar".
En cuanto a la democracia y el estado del bienestar, el presidente de la Conferencia Episcopal ha afirmado que la reflexión debe ir más allá de si este modelo es el mejor, y preguntarse qué tipo de ciudadanos está creando: "La pregunta no es si la democracia es el mejor de los sistemas de gobierno, sino, unida al estado del bienestar, qué tipo de ciudadanos genera, cuál es su protagonismo social y qué consecuencias provoca en el tejido social el cultivo incesante, a cambio del voto, del ‘derecho a tener derechos’".
Argüello también ha abordado el progreso en un mundo globalizado con la irrupción de las nuevas tecnologías, preguntándose qué significa realmente el progreso del ser humano: "La pregunta no es si tiene sentido innovar y crecer en el sistema globalizado con la irrupción de las nuevas tecnologías, sino qué significa el progreso del hombre, cómo salvaguardar su humanidad y dignidad, y cuál es su lugar en la relación con los animales, las plantas y las máquinas en un horizonte poshumano".
Finalmente, ha hecho un llamado a la reflexión sobre la naturaleza del ser humano: "¿Qué es ser hombre, varón y mujer?" ha señalado, citando el Concilio Vaticano II, que recordaba la importancia de reflexionar sobre el dolor, el mal, la muerte y el sentido de la vida. En este contexto, Argüello ha concluido: "Cree la Iglesia que Cristo, muerto y resucitado por todos, da al hombre su luz y su fuerza por el Espíritu Santo a fin de que pueda responder a su máxima vocación".