El cardenal Omella recuerda que pese a las adversidades “Dios nunca abandona a sus hijos”

El presidente de la CEE, el cardenal Juan José Omella, afirma que la Iglesia hace suyo el dolor y el sufrimiento de las familias que han perdido a un ser querido por el COVID-19

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Redacción Religión

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El presidente de la Conferencia Episcopal Española y Arzobispo de Barcelona, el cardenal Juan José Omella, ha dirigido unas palabras a los presentes en la Santa Misa en homenaje a las víctimas del COVID-19 que se celebra en la madrileña Catedral de la Almudena. Una misa convocada por la Comisión Ejecutiva de la CEE para este 6 de julio, fecha en la que se reúne la Comisión Permanente.

El cardenal Juan José Omella ha precisado que la Iglesia hace suyo el dolor y el sufrimiento de tantas familias: “La Iglesia que peregrina en España hace suyo el dolor, el sufrimiento de los familiares de los difuntos y quiere, a través de la Comisión Permanente, pedir al Dios y Padre de la misericordia, por todos los fallecidos, no sólo por el coronavirus sino también por los que han fallecido por otras causas y que, durante el tiempo de confinamiento, no han podido recibir la despedida merecida”.

Pese a estas dificultades, sostiene el cardenal, Dios nunca abandona a sus hijos, y ha reivindicado los actos solidarios que a lo largo de estos meses han protagonizado millones de personas para ayudar a las víctimas de la pandemia: “Es el signo sencillo y palpable de la cercanía de Dios. Damos gracias porque hay en nuestra sociedad una gran reserva de humanidad y de caridad, de acción solidaria”.

El presidente de la CEE ha añadido que en la misa en recuerdo de las víctimas que se celebra en la Almudena, se les ofrece el mejor regalo que podrían recibir, que es “nuestra oración y acción de gracias por todos y cada uno de ellos. Es precisamente en la celebración de la Eucaristía por su eterno descanso cuando oramos por ellos a Dios para que los acoja en su Reino, pedimos también perdón por sus fragilidades y pecados, y damos gracias a Dios por sus vidas y por su Misericordia y Bondad para con ellos”.

El Arzobispo de Barcelona ha mostrado durante su intervención el deseo de que la experiencia que nos ha tocado vivir a todos los habitantes del planeta constituya una oportunidad “para avanzar en el camino espiritual. Que todo lo vivido y sufrido sea acogido como una llamada a volver nuestra mirada y nuestra existencia hacia Jesucristo”.

Para concluir, Don Juan José Omella ha recitado unos versos de Calderón de la Barca.

¿Qué quiero mi Jesús? Quiero quererte,

quiero cuanto hay en mí del todo darte,

sin tener más placer que el agradarte,

sin tener más temor que el ofenderte.

Quiero olvidarlo todo y conocerte,

quiero dejarlo todo por buscarte,

quiero perderlo todo por hallarte,

quiero ignorarlo todo por saberte.

Quiero, amable Jesús,

abismarme en ese dulce hueco de tu herida,

y en sus divinas llamas abrasarme.

Quiero por fin, en Ti transfigurarme,

morir a mí, para vivir Tu vida,

perderme en Ti, Jesús, y no encontrarme.