La Iglesia de Valencia sigue acompañando a las víctimas de la DANA: estas son algunas iniciativas
El plan se centra en apoyar al párroco, mediar en conflictos y formar estrategias para reforzar la comunidad cristiana
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El Servicio de Acompañamiento y Mediación (SAMIC) de la Archidiócesis de Valencia ha lanzado una iniciativa de acompañamiento para reforzar a las comunidades cristianas, sobre todo en las zonas más desfavorecidas tras la DANA.
La reciente DANA ha dejado en Valencia a muchas comunidades frente a graves pérdidas materiales y emocionales. “El problema se agrava en aquellas que padecen una especial situación de vulnerabilidad”, explica Jorge García, director del SAMIC. “En momentos como estos, en los que la desolación, la incertidumbre y el sufrimiento parecen prevalecer, la comunidad cristiana se convierte en un pilar fundamental de apoyo y esperanza para sus miembros”.
En este contexto, el SAMIC puede dar respaldo y fortalecer a las comunidades parroquiales afectadas, para que puedan sostener a sus feligreses en estas situaciones de dificultad. Las principales necesidades observadas por el SAMIC tras este desastre natural son: Reconstrucción del tejido comunitario; apoyo espiritual en la recuperación emocional y soluciones a conflictos y tensión social.
Por ese motivo, el equipo de especialistas del Servicio de Acompañamiento y Mediación, encabezado por la doctora Teresa Bobes, recomienda intervenir en algunas áreas clave: apoyo personal al párroco y a los agentes de pastoral; formación en estrategias para la recuperación comunitaria; mediación y resolución de conflictos comunitarios.
La doctora Bobes Bascarán profundiza en un interesante concepto: la “resiliencia desde la fe”. Se refiere a la "capacidad de enfrentar y superar situaciones difíciles o traumáticas apoyándose en la fe y en los valores espirituales”, apunta la psicóloga.
La fe permite a las personas encontrar sentido y esperanza en medio de la adversidad. “Desde la perspectiva cristiana”, añade, “esta resiliencia se nutre de la confianza en que Dios acompaña y da fuerza, incluso en los momentos más complicados”. Además, la comunidad de fe y la práctica religiosa pueden brindar apoyo y consuelo, ayudando a las personas a sentir que no están solas y que forman parte de algo más grande, “lo cual contribuye a su fortaleza y bienestar emocional”.
UN SERVICIO NECESARIO Y DIFERENCIAL DE APOYO A LOS PÁRROCOS
La preocupación del SAMIC es aportar un servicio diferencial y esencial en tiempos de crisis. El SAMIC no solo proporciona atención especializada a los feligreses, sino que puede actuar como un sostén integral para los propios párrocos, quienes son el corazón espiritual de sus comunidades. Este enfoque holístico, en el que se analiza la realidad como un todo, “permite que las parroquias se conviertan en lugares de acogida, apoyo mutuo y consuelo, donde cada persona puede encontrar un espacio para sanar y sentirse acompañada”.
Respecto a la atención y cuidado de niños y adolescentes, añade García Montagud, "el SAMIC también está disponible para ayudar a las familias con hijos pequeños y adolescentes en este momento difícil. Pensamos que es fundamental apoyar a las familias afectadas, ayudándoles a manejar y aliviar sus emociones en momentos difíciles o de crisis. Nuestra misión es fortalecer la unión de la familia y la resiliencia desde la fe y el compromiso del bienestar de cada miembro”.
El SAMIC, además, continúa su labor en los casos que estaba atendiendo a las familias en dificultad de las zonas más afectadas.
Para realizar toda esta propuesta de acompañamiento posdana para el fortalecimiento de la comunidad cristiana en zonas desfavorecidas, el Servicio de Acompañamiento y Mediación cuenta con una amplia red de especialistas que provienen de diferentes diócesis españolas.