Manuel Herrero, obispo emérito de Palencia, sobre el mundo de hoy: "Creemos que somos dioses, pero necesitamos unos de otros"

En una nueva entrega de 'Eméritos', Manuel Herrero ha analizado la realidad de la Iglesia y sus retos de futuro, así como las fortalezas y debilidades de la sociedad de hoy

Redacción Religión

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El obispo emérito de Palencia, Manuel Herrero, ha compartido su visión sobre la Iglesia y la sociedad actual en el tercer capítulo de esta temporada de 'Eméritos'. Desde que dejó su cargo como obispo titular de la diócesis castellano-leonesa, Herrero lleva una vida tranquila en la comunidad agustina de Santander. 

Su rutina diaria incluye oración, la lectura, la música clásica y las caminatas. También encuentra tiempo para disfrutar de actividades sencillas: “Por las tardes veo con mi hermano los campeonatos de bolos que retransmite Popular TV de Cantabria”.

Aunque retirado, sigue colaborando ocasionalmente con la Iglesia y en su parroquia natal, Serdio, donde ayuda al párroco durante el verano.

El obispo ha compartido detalles de su infancia en este pequeño pueblo cántabro, situado cerca de San Vicente de la Barquera con los Picos de Europa como telón de fondo. Allí se educó con sus padres y dos hermanos mayores: “Mis padres eran trabajadores normales, muy buenas personas. Mi padre incluso fue concejal, y mi madre ayudaba en la ganadería”, ha recordado.

Manuel Herrero invita a los laicos a comprometerse más con la Iglesia

Entre las cuestiones planteadas sobre la Iglesia, la falta de vocaciones en la actualidad ha salido a la palestra. Un desafío que, a juicio de Manuel Herrero, implica una transformación necesaria: “La escasez nos está diciendo algo de parte de Dios. Vislumbramos una Iglesia menos clericalizada, donde el sacerdote sea pastor y cuente con los demás cristianos. Los laicos tienen que comprometerse más”, ha recalcado.

El obispo emérito de Palencia también ha hecho hincapié en la importancia de la diversidad en la Iglesia, llamando a la unidad a través del amor y la apertura: “La verdad no es tuya ni mía, vayamos a buscarla para que la verdad absoluta nos posea a todos”.

En cuanto a la despoblación rural, especialmente visible en Palencia, el obispo mostró optimismo moderado: “En mi pueblo han construido chalets y muchos van de veraneo. Lo difícil es que se integren en el pueblo. La clave es abrir el corazón y las instituciones a los demás”, ha manifestado.

Los hombres y mujeres estamos “necesitados unos de otros”

Herrero ha compartido también la dura experiencia que vivió durante la pandemia del coronavirus, por la que estuvo que estar hospitalizado durante dos semanas: “Allí al lado murió un compañero agustino y vi cómo en Palencia fallecían sacerdotes, mucha gente civil y miembros de la Iglesia”. 

A pesar de ello, ha destacado la ola de solidaridad que emergió en ese difícil período: “En la pandemia surgió ese alma solidaria y fraterna que todos llevamos dentro”.

Para Herrero, esta crisis sanitaria dejó una enseñanza clave, y es la limitación humana: “La vulnerabilidad enseña la limitación. A veces nos creemos que somos dioses, pero somos hombres y mujeres de barro, limitados y necesitados unos de otros”, ha subrayado.

Manuel Herrero destaca la ola solidaria de los jóvenes en la DANA de Valencia

A juicio del obispo emérito de Palencia, pese a las dificultades y el avance de la secularización en la Iglesia, tiene la esperanza puesta en los jóvenes, colectivo sobre el que valora “su autenticidad y su ansia de construir un futuro mejor”, aunque a veces “lo hacen desde la contestación del presente, en el fondo de esa contestación hay un deseo de diferencia y un futuro mejor para todos”. 

Además, Herrero ha ensalzado la lección de los jóvenes durante las inundaciones ocurridas en Valencia el pasado otoño: “Es la clave para el futuro, una sociedad más abierta, más solidaria y más fraterna”, ha señalado.