Normalizar y escuchar: la acogida de la asociación AISS a personas con trastornos de salud mental
AISS cuenta con siete pisos tutelados que acoge a personas con problemas de salud mental desde el acompañamiento y el amor al prójimo: "Se pueden llegar a salvar muchas vidas"
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Acoger, proteger, promover e integrar: son los cuatro verbos que el Papa Francisco propone para dar respuesta al drama de la migración pero... ¿se podría aplicar también a personas que sufren trastornos de salud mental?
De alguna manera, son las acciones que desde hace casi tres décadas aplica la asociación AISS (Asociación de Iniciativas Sociales Para Enfermos Mentales) con su impulsora al frente, Ana Villota, que gestiona un total de siete pisos tutelados en distintos puntos de Madrid para acoger a personas que padecen algún tipo de trastorno de salud mental: normalizar su situación y liberar de una sobrecarga familiar que puede sobrevenir, son los objetivos de este programa.
A los siete pisos les une otro patrón común, y es que se encuentran en espacios céntricos para así facilitar la integración de sus inquilinos: “Para nosotros es fundamental que las personas que tienen alguna patología mental lleven una vida totalmente normalizada e integrada. Para eso tenemos que ofrecer las mismas condiciones de vida que tenemos el resto de personas, por ello están ubicados en sitios céntricos con fácil acceso a la incorporación de actividades, a nivel de grupo de amigos, etc. El objetivo del programa es que cualquier persona con problemas de salud mental vivan como el resto de personas y que en ningún momento una patología mental sea limitante”, ha explicado en ECCLESIA Villota.
"Uno de los problemas al que te llevan las enfermedades mentales es al aislamiento"
Una de las viviendas tuteladas se encuentra en la calle Lagasca, en pleno barrio de Salamanca. Entre sus paredes se percibe el olor a hogar entre sus inquilinos, que llegaron hasta la Fundación AISS derivados de la red sanitaria y de los servicios sociales. Junto a ellos se encuentran cuidadores y psicólogos. Y es que como hace hincapié la impulsora de AISS, la coordinación es esencial entre psicólogos, psiquiatras y, por supuesto, la familia.
“Tenemos que entender que la familia es fundamental, y cuando se habla de una enfermedad humana como las enfermedades mentales mucho más. Los deterioros en las enfermedades mentales a veces hace que no se den cuidados necesarios como fumar en exceso, no asistir a citas médicas... lo que puede dar lugar a enfermedades paralelas como casos de cáncer. Por eso la familia como amor y comprensión es fundamental y gracias a ellos estamos donde estamos y hemos conseguido el objetivo de su bienestar”, ha agradecido Ana Villota.
La estancia en los pisos tutelados por la asociación AISS son ilimitados, ya que en la mayoría de los casos hablamos de trastornos crónicos como la bipolaridad o esquizofrenia: “Ellos pueden estar por tiempo ilimitado. Aquí se les entiende, se les dispensa apoyo profesional, asesoramiento familiar... tienen un grupo de amigos porque uno de los problemas al que te llevan las enfermedades mentales es al aislamiento, es común en los casos. Nosotros formamos una red de apoyo fundamental”, ha precisado.
Así las cosas, hay inquilinos que ingresaron hace 25 años, casi en el génesis de este proyecto. Todo empezó una vez que Ana Villota concluyó sus estudios de Psicología en la Universidad Pontificia de Comillas. Hoy, además de sacar adelante su fundación, es perita judicial forense.
“Aterricé con los jesuitas en el 'Hospital Infantil Niño Jesús', en el equipo de anorexia y bulimia. Era muy joven y al ver a menores con intentos de suicidio y familias desbordadas, en la que no existían recursos para dar salida a esas personas que se trataban de quitar la vida... Entonces comencé a profundizar en el mundo de la salud mental y cuando entendí las necesidades de las familias fundé AISS, creando un estilo de vida normalizado”, ha relatado.
La fe, eje de la asociación AISS: "Amar a los demás como amamos a Dios"
En este sentido, la responsable de la asociación que acoge a personas con trastornos de salud mental, ha remarcado el papel que la fe juega en este proyecto, especialmente por su condición como mujer creyente: “Todo este proyecto está sustentando en una idea religiosa, amar a los demás como amamos a Dios. Es un legado tan bonito que ha sido una disciplina profesional en todos los ámbitos. Para montar este proyecto necesito mi carrera profesional, pero se hubiera quedado corta de no ser por un legado religioso tan grande. Esto nos lleva a la paz interior, porque al manejar enfermedades crónicas y difíciles, te da paciencia. Entiendes que las personas que sufren no siempre serán justas pero te reconforta cuando les ves mejor en episodios duros como el covid”, ha señalado.
Son casi treinta años conociendo multitud de historias de personas que han pasado por alguno de los pisos tutelados. Villota no oculta haber llorado de emoción con algunos de ellos. Por ejemplo, con una pareja que se conoció en una de las viviendas: “Se conocieron en estos pisos tutelados, llegaron a un nivel de equilibrio interno y acabaron casándose con una historia de amor muy bonita. Son cosas por las que merece la pena dedicarme a esto”, ha expresado.
"Un uso responsable de la expresión 'salud mental' puede salvar muchas vidas"
Preguntada por cómo contribuir desde los medios de comunicación a normalizar los trastornos de salud mental, para la fundadora de AISS el primer paso es hacer un uso responsable de este término, por ejemplo no vinculando la agresividad con enfermedad mental: “Os puedo asegurar que las personas que padecen enfermedad mental tienden más al aislamiento y al miedo por la propia patología que agredir a otra persona. La violencia existe como rasgo personal que sería otro tema, pero no vinculado a la enfermedad mental”, ha aseverado.
Al hilo de esta idea, argumenta que haciendo un uso responsable de la expresión 'salud mental' se pueden llegar a salvar muchas vidas, previniendo casos de suicidio: “Tenemos que entender que estamos hablando de personas, no de audiencias, y eso salva vidas. Si la gente deja de temer la palabra 'salud mental' dejarán de haber casos de suicidio. El suicidio es un problema no solo de la persona que pierde voluntariamente la vida, sino también todo lo que deja, una familia destrozada y un futuro sin vivir y es un fracaso de la sociedad”, ha comentado.