La historia del beato que murió en la Segunda Guerra Mundial y años más tarde obró el milagro con una niña

El Padre Mario Ciceri, que fue atropellado en bicicleta, dedicó su vida a los jóvenes y a los enfermos

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Redacción Religión

Publicado el - Actualizado

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El Papa Francisco reconoció el milagro atribuido al Siervo de Dios Mario Ciceri, sacerdote diocesano del norte de Italia que dedicó su actividad pastoral a los jóvenes y enfermos, también durante la segunda Guerra Mundial, y falleció en 1945 después de haber sido atropellado mientras viajaba en bicicleta.

La vida del sacerdote

El Siervo de Dios Mario Ciceri fue un sacerdote diocesano que nació el 8 de septiembre de 1900 en la localidad italiana de Veduggio localizado en la provincia de Milán.

Fue ordenado sacerdote el 14 de junio de 1924 y después nombrado coadjutor de la parroquia de San Antonio Mártir en la localidad de Brentana en Sulbiate (en el norte de Italia) en donde permaneció toda su vida y se dedicó en particular a los jóvenes en el oratorio y al cuidado de los enfermos.

El P. Ciceri realizó muchas obras de caridad durante la segunda Guerra Mundial a favor de los necesitados, de los jóvenes que habían ido a la guerra, de los judíos y de las personas buscadas por los soldados nazi-fascistas, hasta el punto de arriesgar la vida.

“Su mayor preocupación eran los jóvenes: promovió la Acción Católica, los ayudaba a participar en retiros y ejercicios espirituales, trabajaba con sus manos para hacer que el oratorio fuera un lugar acogedor. También los enfermos, sobre todo los más pobres, recibían sus cuidados. En los años de la segunda Guerra Mundial, contribuyó a que los jóvenes militares se sintieran menos lejos de casa a través del boletín “Voz Amiga” (“Voce Amica)”, describió el arzobispado de Milán.

El 9 de febrero de 1945, mientras viajaba en bicicleta después de administrar confesiones, P. Mario fue atropellado por un carro, pero fue socorrido mucho tiempo después. Lo llevaron al hospital en donde fue operado de urgencia, pero su salud fue empeorando hasta que el 4 de abril del mismo año falleció en la población de Brentana en Sulbiate.

El proceso diocesano de la causa se realizó del 13 de septiembre de 2003 hasta el 14 de mayo de 2004. El decreto con las virtudes heroicas fue promulgado el 1 de diciembre de 2016.

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El milagro que hará beato al Padre Mario Ciceri

Como hemos dicho, el Siervo de Dios Mario Ciceri será declarado beato gracias al reconocimiento obrado por su intercesión y que benefició a una niña italiana de siete años.

El milagro atribuido a la intercesión del Siervo de Dios Mario Ciceri es la curación milagrosa de la niña Raffaella Di Grigoli con 7 años, de la población de Como (Italia), según informó la Congregación para la Causa de los Santos.

El 16 de septiembre de 1975 Raffaella Di Grigoli, fue internada en el hospital con 7 años. La niña estaba gravemente desnutrida por una “peritonitis y sufrimiento isquémico intestinal, fístulas intestinales, fístula enterocutánea y megacolon congénito”.

Días después, el 2 de octubre, Raffaella tuvo una intervención quirúrgica en la cual se le extrajo parte del colon, el 7 de octubre empeoró de salud y el 22 de octubre tuvo una segunda intervención quirúrgica para remover una obstrucción intestinal. A pesar de eso, siguió con los mismos problemas de salud.

Como se temía por la vida de la niña, el 30 de octubre de 1975 el párroco le administró la Confirmación in extremis o articulo mortis. Luego, la pequeña Rafaella fue sometida a otras dos cirugías, el 24 de noviembre de 1975 y el 12 de enero de 1976.

Mientras que las condiciones de salud de Raffaella eran muy graves, la tía materna invocó la intercesión del Siervo de Dios Mario Ciceri y organizó una novena a la cual se sumaron familiares.

La misma tía materna también informó a la hermana del Siervo de Dios sobre las condiciones de salud de su sobrina. La hermana del P. Mario regaló a la familia de Raffaella una bufanda que había sido del sacerdote. La madre de la niña llevó la bufanda al hospital y la colocó como reliquia varias veces en el cuerpo de su hija mientras rezaban y pedían su intercesión.

La niña presentaba ya un deterioro orgánico, sin embargo, tuvo una mejoría inesperada y el 4 de febrero de 1976 fue dada de alta del hospital en buenas condiciones.

La postulación de la Causa de Beatificación vinculó la invocación con la curación de la pequeña. Posteriormente Raffaella tuvo un crecimiento normal y ahora es madre. En 2005, dio a luz a una niña sana.