Octavario por la Unidad de los Cristianos: "Aunque pequeños y humillados, nada nos falta"
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Para este Octavario de oración por la Unidad de los Cristianos, que finaliza el próximo martes 25 de enero, el Pontificio Consejo para la promoción de la unidad de los cristianos y la Comisión fe y constitución del Consejo Ecuménico de Iglesias han elaborado conjuntamente unos materiales. En este su cuarto día se nos invita a reflexionar sobre "Aunque pequeños y humillados, nada nos falta".
La Iglesia celebra la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos del 18 al 25 de enero de 2022 con el lema, "Hemos visto salir su estrella y venimos a adorarlo" (cf. Mt 2, 2). Un texto bíblico que se inspira en la visita de los Reyes Magos al Rey recién nacido en Belén.
Día 4: Aunque pequeños y humillados, nada nos falta
"Tú, Belén?, no eres en modo alguno la menor" (Mt 2, 6)
Lecturas
? Miq 5, 2-5a, 7-8 De ti saldrá el caudillo de Israel.
? Sal 23 El Señor es mi pastor, nada me falta.
? 1 P 2, 21-25 Ahora habéis vuelto al que es pastor y guardián de vuestras vidas.
?Lc 12, 32-40 No tengas miedo, pequeño rebaño.
Reflexión
En la pequeña y humilde ciudad de Belén, el Señor, el Hijo de Dios, quiso hacer su entrada en el mundo. En el vientre de una humilde chica de pueblo, tomó carne humana, y eligió vivir su humanidad en la oscuridad y la sencillez. Se hizo grano que cae en la tierra, levadura en la masa, y un pequeño rayo de luz para nuestros ojos. Ese pequeño rayo ha iluminado la tierra entera. De la oscuridad de la tierra de Efrata ha salido un gobernante, el pastor y guardián de nuestras almas. Y, aunque es nuestro pastor, se hizo a sí mismo Cordero y cargó con los pecados del mundo para redimirnos.
A pesar de su insignificancia entre las tribus de Judá, Belén llegaría a ser grande porque en ella nació el Pastor de los pastores, el Rey de reyes. Belén, un nombre que significa la "casa del pan", es metáfora de la Iglesia que trae al mundo el pan de la vida. La Iglesia, el Belén de hoy en día, sigue siendo el lugar donde los débiles, los desvalidos y los pequeños son acogidos, porque en ella cada uno tiene un lugar reservado. La recolección de estos granos se convierte en la cosecha. La levadura unida se convierte en una fuerza poderosa. Los rayos que se concentran se convierten en una luz que guía y orienta.
En medio de la situación que vivimos de agitación política, de una creciente cultura de la codicia y del abuso de poder, los cristianos, como tantos otros en Próximo Oriente, sufren persecución y se ven marginados, viviendo con temor ante la violencia y la injusticia. A pesar de todo, no tienen miedo, porque el Pastor camina con ellos, reuniéndolos en un mismo redil y haciendo de ellos un signo de su amor. Unidos, son la levadura que levanta la masa de la hornada. En Cristo encuentran un modelo de humildad y de él escuchan una llamada a superar las divisiones y a permanecer unidos en un solo rebaño. Aunque son pocos, en su sufrimiento siguen los pasos del Cordero que padeció por la salvación del mundo. Aunque pocos, se mantienen firmes en la esperanza, con el Señor nada les falta.
Oración
Buen Pastor, la fragmentación del pequeño rebaño entristece al Espíritu Santo. Perdona nuestra fragilidad y la tardanza en nuestra respuesta a tu voluntad. Concédenos pastores sabios según tu corazón, que reconozcan el pecado de la división, y que conduzcan a nuestras Iglesias con rectitud y santidad hasta la unidad en ti. Te lo pedimos, Señor, escucha nuestra oración.
Amén
Día 3: La presencia de Cristo pone el mundo del revés
"El rey Herodes se inquietó mucho cuando llegó esto a sus oídos, y lo mismo les sucedió a todos los habitantes de Jerusalén" (Mt 2, 3).
Lecturas
? Neh 4, 18-21: Desde el amanecer hasta que salían las estrellas trabajábamos en la obra.
? Sal 2, 1-10: ¿Por qué las naciones se sublevan??
? 2 Ts 2, 13-3, 5: ¡Pero el Señor es fiel! Él os hará fuertes.
? Mt 2, 1-5: Se inquietó mucho ..., y lo mismo les sucedió a todos los habitantes de Jerusalén.
Reflexión
El Señor ha acampado entre nosotros. La venida de Cristo altera los caminos del mundo. A diferencia de tantos líderes nacionales, el Señor viene con humildad denunciando la injusticia y la opresión que acompañan a la ambición por el poder y el estatus superior. La venida de Jesús reclama un cambio de corazón y una transformación de la vida, para que las personas queden liberadas de todo lo que las deshumaniza y las hace sufrir. Jesús nos muestra que Dios está con aquellos que sufren porque toda persona posee la dignidad de ser un hijo amado de Dios. Precisamente por eso, la presencia de Jesús incomoda, porque él hace zozobrar la barca de los ricos y los poderosos que solo se preocupan por sus propios intereses y descuidan el bien común. Sin embargo, para aquellos que trabajan por la paz y la unidad, la venida de Cristo trae la luz de la esperanza.
Hoy se nos invita a comprometernos personalmente a actuar de manera constructiva para que la justicia se haga realidad en nuestro mundo. Esto conlleva la necesidad de reflexionar y reconocer las veces en que nuestros caminos no son los caminos de justicia y de paz de Dios. Cuando los cristianos trabajan juntos por la justicia y la paz, nuestra fuerza es aún mayor. Y entonces la respuesta a nuestra petición por la unidad de los cristianos se hace visible, y los demás pueden reconocer en nosotros la presencia de Cristo en nuestro mundo. A través de nuestras palabras 38 Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos 2022 y acciones, podemos ser portadores de la luz de la esperanza para tantas personas que aún viven en la oscuridad del descontento por la política, por la pobreza social y la discriminación estructural. La Buena Nueva es que Dios es fiel, y él es el que nos fortalece y nos protege de todo mal, el que nos alienta a trabajar por el bien de los demás, especialmente por aquellos que viven en la oscuridad del sufrimiento, del odio, de la violencia y del dolor.
Oración
Oh, Señor, nos has sacado de las tinieblas y nos has guiado hasta Jesús. Has hecho brillar en nuestras vidas la estrella de la esperanza. Ayúdanos a estar unidos en nuestro compromiso de hacer presente tu reino de amor, de justicia y de paz, y así ser antorcha de esperanza para quienes viven en la oscuridad de la desesperación y el desencanto. Toma nuestra mano, Señor, para que podamos verte en todos los momentos de nuestra vida. Haz que te sigamos sin miedo y sin angustia. Ilumina tu luz sobre nosotros y enciende nuestros corazones para que vivamos envueltos en el calor de tu amor. Álzanos hacia ti, que te has despojado de todo por nuestro bien, para que nuestra vida te glorifique a ti, Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Amén.
Día 2: La humildad del rey destruye las murallas y reconstruye con amor
"¿Dónde está el rey de los judíos recién nacido?" (Mt 2, 2a)
Lecturas
? Jr 23, 1-6: Será un rey que reinará con prudencia.
? Sal 46: Hasta sus confines detiene las guerras.
? Flp 2, 5-11: El cual, siendo de condición divina, no quiso hacer de ello
ostentación.
? Mt 20, 20-28: El Hijo del Hombre no ha venido para ser servido, sino para servir.
Reflexión
Jeremías denuncia cómo los reyes de Israel ejercen mal su poder dividiendo y dispersando al pueblo. Estos fueron malos pastores que destruyeron las naciones y llevaron al pueblo al exilio. Por contra, el Señor promete un pastor-rey que "reinará con prudencia, impondrá justicia y derecho en el país" y reunirá las ovejas de su rebaño.
Nuestro mundo está necesitado de buenos líderes y busca constantemente alguien que haga realidad este anhelo. ¿Dónde podemos encontrar un líder así? Solo en Cristo hemos hallado el modelo de un rey, de un líder, según el corazón de Dios. Nosotros, que estamos llamados a seguirlo, debemos hacerlo a su estilo, el estilo del siervo-rey en el mundo y en la Iglesia. En Cristo encontramos a quien no destruye ni divide, sino al que reconstruye y lleva a plenitud para mayor gloria del nombre de Dios. No gobierna según intereses egoístas, no usa la fuerza. En él encontramos al siervo amoroso y humilde que, "siendo de condición divina, no quiso hacer de ello ostentación". Él es el que vino para servir y no para ser servido, y sus seguidores está llamados a hacer lo mismo.
Hoy en día, Próximo Oriente está experimentando la pérdida de su gente en el exilio, pues la "justicia y el derecho" escasean allí y en todo el mundo. Sin embargo, vivimos con la esperanza de que esta tierra no caerá a pesar de que "las naciones se turben" y "los reinos se tambaleen" a nuestro alrededor.
Los líderes, tanto en el mundo como en la Iglesia, tienen la responsabilidad de congregar en lugar de dispersar y dividir al pueblo de Dios. Toda esta división en el mundo y en la Iglesia viene del deseo de alcanzar altos puestos, el ansia de poder y el carrerismo. En la medida en que los cristianos imitemos con fidelidad el liderazgo del siervo al estilo de Cristo, tanto más quedarán superadas las divisiones en el mundo y en la Iglesia. Trabajemos por el derecho, la justicia y la paz para el bien de todos y estaremos dando testimonio humilde del pastor-rey, y así acercaremos a los demás al Señor.
Oración
Dios, nuestro único refugio y fortaleza, te glorificamos porque eres recto y justo. Ante ti confesamos que muchas veces codiciamos modelos mundanos de liderazgo. Ayúdanos a buscar a nuestro Señor Jesucristo no en los palacios de los poderosos, sino en el humilde pesebre y a imitarlo en su mansedumbre. Aliéntanos para que nos vaciemos de nosotros mismos y nos sirvamos unos a otros siendo obedientes a tu voluntad.
Te lo pedimos en nombre de Cristo, que contigo y el Espíritu Santo reina para siempre en la gloria. Amén
Día 1: Tú nos alzas y nos atraes hacia la plenitud de tu luz
"Nosotros hemos visto aparecer su estrella en el Oriente" (Mt 2, 2b)
Lecturas
? Zac 4, 1-7: Veo un candelabro de oro macizo.
? Sal 139, 1-10: Tú me sondeas y me conoces.
? 2 Ti 1, 7-10: Un don que ahora se ha hecho manifiesto por la aparición
de Cristo Jesús, nuestro Salvador.
? Jn 16, 7-14: Cuando venga el Espíritu de la verdad, os guiará para que podáis entender la verdad completa.
Reflexión
En este mundo frágil e incierto, buscamos una luz, un rayo de esperanza que ilumine desde lo alto. En medio del mal, anhelamos la bondad. Buscamos todo lo bueno que hay en nosotros, pero la debilidad nos abruma y la esperanza nos falla. Nuestra confianza descansa en el Dios al que adoramos. Dios, en su sabiduría, puso en nosotros la esperanza de una intervención divina; pero no esperábamos que interviniera a través de una persona, el Señor mismo, que se hizo luz entre nosotros. Dios superó todas nuestras expectativas. El don de Dios es un "espíritu de fortaleza y amor". No es confiando en nuestras propias fuerzas y en nuestras capacidades como avanzamos hacia la luz plena, sino poniendo nuestra confianza en el Espíritu Santo.
En las tinieblas de la humanidad la estrella de Oriente brilló. La luz de esta estrella penetra la profundidad de la oscuridad que nos separa a unos de otros. No resplandeció solo en un momento concreto de la historia, sino que sigue brillando aún hoy y transformando el curso de la historia. Desde la aparición de la estrella, los cristianos, a lo largo de la historia, han manifestado al mundo con su vida la esperanza que brota del Espíritu Santo. Ellos son testigos de la obra de Dios en la historia y de la presencia permanente del Espíritu Santo. A pesar de las vicisitudes y de los cambios de las circunstancias históricas, la luz del Resucitado sigue brillando, actuando en el curso de la historia como una antorcha que guía a todos hacia la luz perfecta, superando la oscuridad que nos separa a unos de otros.
El afán por vencer las tinieblas que nos separan nos obliga a trabajar y orar por la unidad de los cristianos.
Oración
Señor Dios, ilumina nuestro camino con la luz de Cristo que va delante de nosotros y nos guía. Ilumínanos y habita dentro de nosotros. Guíanos para que podamos descubrir el pequeño pesebre que hay en nuestro corazón, donde aún duerme la luz. Creador de la luz, te damos gracias por el don de esa Estrella perpetua, Jesucristo, nuestro Señor y Salvador.
Que sea un faro en nuestra peregrinación. Sana nuestras divisiones y haz que nos acerquemos a la luz de Cristo en quien encontraremos la unidad.
Amén