Celdas calurosas, minúsculas y sin Biblia: así fue el calvario en prisión de un activista católico de Vietnam
H? ??c Hòa fue condenado en 2013 a trece años de prisión por su oposición al gobierno comunista de Vietnam. Tra años de lucha, ha quedado en libertad y trasladado a EEUU
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El activista católico vietnamita H? ??c Hòa fue condenado en 2013 a trece años de prisión por su oposición al gobierno comunista del país asiático. Una tarea que desempeñó desde la diócesis de Vinh y colaborando en una agencia de noticias propiedad de los Padres Redentoristas.
Tras años de lucha mientras estaba entre rejas, finalmente fue liberado y trasladado a EEUU cuando había completado los nueve años de la pena. En una entrevista con 'Radio Free Asia' ha relatado su experiencia en la cárcel, donde expresó su dolor por haber estar alejado de sus seres queridos en los últimos años. Un calvario al que se puso fin cuando pisó tierras americanas.
"La sensación que tuve cuando estaba aterrizando fue que extrañaba a mi madre, a mi padre, que falleció cuando yo estaba en la cárcel, y a mi hermano menor, que también murió durante mi reclusión", dijo.
Hòa pasó por cuatro centros de detención, tres temporales y uno permanente: "De estos, el centro de detención en la provincia de Nghe An fue el peor en cuanto a condiciones de vida. Estaba recluido en el área reservada a los presos políticos, separada de los lugares para los presos comunes. En cada centro de detención he experimentado en carne propia la discriminación contra los presos políticos. Por ejemplo, teníamos que vivir en celdas minúsculas y calurosas y acostarnos junto al inodoro. El agua estaba tan sucia que a menudo nos picaban y nos dolían los ojos después de ducharnos”, manifestaba.
Durante aquellos momentos oscuros, su consuelo eran los libros religiosos que, al principio, Hoa podía consultar todos los días cuando estaba en los centros de detención temporal. Todo cambió en 2020, cuando se le permitió leer el Evangelio sólo los domingos. “Como pedía el derecho a leer las Escrituras a diario, me acusaron de violar las normas del centro de detención”, siguió explicando. “Entonces hice una huelga de hambre de diez días porque creo que la práctica religiosa debe ser un derecho, no un favor. Pero las duras políticas en relación con los presos religiosos no han cambiado. Estaba muy débil durante la huelga de hambre y desde entonces mi salud ha empeorado mucho”.
H? ??c Hòa no olvida el sufrimiento de todos los otros presos, a los que recomienda que cuiden todo lo posible su salud física y mental: "Seguiremos rezando por ustedes y haciendo todos los esfuerzos posibles para que sean liberados y para que reciban mejor atención, sobre todo aquellos que tienen problemas graves de salud".
Precisamente el estado de salud del activista fue lo que hizo posible la libertad anticipada a los nueve años. Las autoridades penitenciarias le habían negado el tratamiento médico y hace tres años Hoa contó en una carta a su familia que sufría dolores abdominales, hipertensión , entumecimiento en las extremidades y debilidad.