De la entrada triunfal de Jesús a pedir su crucifixión: ¿Por qué cambió Jerusalén de opinión?

El profesor de la Universidad Católica de Valencia, Ginés Marco, ofrece en las claves que llevaron a Jesús a la cruz: "Los líderes religiosos sabían llevar a su terreno al pueblo"

Redacción Religión

Publicado el - Actualizado

3 min lectura

De la entrada triunfal de Jesucristo en Jerusalén a lomos de un pollino (representada en Semana Santa como 'La Borriquita') a pedir su crucifixión en apenas cinco días. ¿Cómo pudo cambiar de opinión en tan poco tiempo lo que hoy conocemos como la opinión pública?

En la historia ha quedado atestiguado que la condena a Cristo estuvo marcado por las irregularidades y las presiones que recibió Pilatos por parte del poder judío y de los ciudadanos de Jerusalen.

Muchos expertos se preguntan aún cómo se pasó del amor al odio en tan poco tiempo. En el programa 'Lo que viene: Especial Semana Santa' de COPE salieron de dudas con el Decano de la Facultad de Filosofía de la Universidad Católica de Valencia, el profesor Ginés Marco, quien ha explicado que el recibimiento de Jesús en Jerusalén fue “apoteósico, propiciado por los propios discípulos de Jesús que allanaron el camino e imprimieron un sello de realeza a la que muchos se sumaron”.

Pese a contar con el apoyo de una gran parte de la población, Jesucristo no contaba con el beneplácito de los líderes religiosos del momento, el llamado sanedrín, que ejercía una gran influencia sobre el pueblo.

"Los líderes religiosos sí que sabían llevarles a su terreno”

“Los fariseos rebaten a Jesús y ponen en cuestión que pueda ser Dios o el hijo de Dios al no cuidar detalles sustantivos para ellos como es la vivencia del sábado. En este sentido tenían influencia porque el sanedrín se entrometía en todas las esferas de la vida personal de esa masa que no tenía muy claro donde ir, pero los líderes religiosos sí que sabían llevarles a su terreno”, ha explicado el profesor Ginés Marco.

Toda esa presión que ejercieron llevaron incluso a hacer que Pedro, apóstol sobre el que se edifica la Iglesia, negara hasta tres veces que conocía a Jesús. “La presión era asfixiante, en clave de desprecio, insultante y una presión que nos resulta demasiado familiar en nuestro tiempo como para que quede en un hito aislado reflejado en los evangelios”, ha puntualizado el Decano de la Facultad de Filosofía de la Universidad Católica de Valencia.

"Jesús era considerado un revolucionario político"

A lo largo de la historia ha habido infinidad de estudios sobre cómo se comporta la opinión pública. En el siglo XX la socióloga alemana Elisabeth Noell Newmann, acuñó el término 'Espiral del Silencio' para aquel fenómeno que se produce en la sociedad en la que los individuos adaptan su comportamiento a las actitudes predominantes sobre lo que es políticamente correcto. En este sentido, se podría llegar a pensar que Jesucristo era para la época políticamente incorrecto.

Una realidad que secunda en parte Ginés Marco: “Para algunos Jesús era considerado incluso un revolucionario político, un revolucionario apocalíptico y tanto es así que los romanos tomaron parte del asunto porque podían ver desfigurado su reino tan humano”, ha recalcado.

Tras morir en la cruz, los apóstoles se quedaron escondidos hasta su Resurrección. Fue una mujer, María Magdalena, quien da un paso al frente, convirtiéndose en una de las figuras señeras de la Iglesia: “Ahora que se habla tanto del papel de la mujer, pues en el Evangelio su papel es relevante porque hay mujeres con protagonismo indudable, ajeno a la mentalidad de la época. Los apóstoles estaban especialmente decaídos, se daban por derrotados”, recuerda el profesor Ginés Marco.

Temas relacionados