La Iglesia en México reza por el futuro de los mineros atrapados bajo tierra: "Nadie sabe el día ni la hora"

El 3 de agosto en una explotación de carbón clandestina, y sin condiciones de seguridad, colapsaron los túneles donde trabajaban los obreros.

Mientras continua la operación de rescate con más de 600 operadores, el uso de drones y el bombeo de los pozos de agua, obispos y sacerdotes mexicanos acuden al lugar de los hechos para darle

a la familia de los desaparecidos.

Es el caso del obispo de Piedras Negras, Alonso Gerardo Garza, se presentó en la mina para ofrecerles compañía y apoyo de la Iglesia Católica. También, varios sacerdotes de la diócesis de Piedras Negras llegaron a recrear e instalar una capilla de oración que debió ser desmontada debido al calor. Sin embargo pasó a instalarse no muy lejos del lugar de los hechos.

Otra persona que acudió fue Andrés Manuel López Obrador, presidente mexicano quien dijo mantener la “fe” de que salgan con vida estos diez mineros.

La preocupación y esperanza se traslada a las misivas donde los obispos oran y consuelan a las familias de los afectados: “Rogamos por la vida de cada uno de los mineros atrapados y los ponemos bajo intercesión de nuestra Madre, la Virgen Maria de Guadalupe”.

También se traslada al resto de las ciudades mexicanas a través de los medios de comunicación. Al día siguiente del derrumbe, la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) se pronunció bajo un comunicado: “ Suplicamos a Dios que nos dé esperanza y nos conforte en estos momentos de angustia para que nos conceda que vuelvan sanos y salvos con bien a sus hogares”.

Ahora bien, pesar de que se mantenga un sentimiento de fe, el párroco de Nuestra Señora de Guadalupe recordó: “Nadie sabe, hermanos, como dice el Evangelio, el día ni la hora. Ellos, como cualquier trabajador, se levantaron temprano el miércoles, y como cualquier trabajador se presentaron en el área de su trabajo”.

Ahora solo hace falta esperar.