De militar fracasado a santo fundador: así compuso san Ignacio los Ejercicios Espirituales
San Ignacio tenía treinta años cuando tuvo una profunda experiencia con Dios y que plasmaría por escrito más tarde, componiendo así los Ejercicios Espirituales
Madrid - Publicado el - Actualizado
2 min lectura
Íñigo de Loyola tenía la ambición de ser un militar importante que consiguiese grandes éxitos y victorias. Su familia noble, y muy cercana a la corte de los Reyes Católicos, era un lugar perfecto para despuntar. Los libros de caballería también fomentaron sus intereses bélicos. La guerra de los comuneros y las constantes presiones de Francia ocasionaban batallas en las que podía medir su valor. Íñigo fue herido en la pierna durante invasión francesa de 1521. Tenía 30 años.
Durante su recuperación y, a falta de sus queridos libros de caballería, leyó la Leyenda Dorada de Jacobo de Vorágine. A través de la vida de los santos, tuvo su encuentro personal conDios, queriendo incluso entrar en una cartuja. Peregrinará a Jerusalén, consagrándose a la Virgen en Montserrat, la cual se le apareció durante su convalecencia.
Los Ejercicios han descubierto la vocación de miles de personas
En las cuevas de Manresa (Barcelona), Ignacio compuso los Ejercicios Espirituales. Son su propia vida e historia, los pasos con los que se acercó a Dios, los construye a partir de sus experiencias de fe y la historia de su acercamiento a Dios. Con estos materiales, la Iglesia ha guiado a muchas personas durante siglos para encontrar el propósito que Dios les dio al nacer: su vocación.
Quinientos años después, esa experiencia sigue ganando fieles. La Iglesia lleva este tiempo recomendándolos, pues ha generado numerosas vocaciones al sacerdocio, vida consagrada y matrimonio, así como numerosos santos. Los frutos principales de los Ejercicios es la paz que viene de Dios.
Los ejercicios espirituales que compuso el santo de Azpeitia ayudan a profundizar la relación con Dios, conocerse uno mismo, saber qué hacer con la vida... en suma, discernir qué me está pidiendo el Espíritu Santo para con uno mismo, para con Dios y para con los demás. Buscar a Dios a lo largo del día ayuda a conocer la vocación.
Conocer el Evangelio para conocer el movimiento interior
''Quien vive los ejercicios espirituales de modo auténtico experimenta la atracción, el encanto de Dios y vuelve renovado, transfigurado a la vida ordinaria, al ministerio, a las relaciones cotidianas, trayendo consigo el perfume de Dios'', explicó el Papa Francisco poco después de llegar a la Santa Sede.
Los ejercicios se centran en observar los evangelios para conocer ''el movimiento interior'', que decía san Ignacio. No se trata de sentimientos superficiales, sino arraigados y profundos mediante los que Dios se comunica con la persona.
Aunque san Ignacio recomendaba que durasen un mes, suelen durar una semana o, incluso, una hora diaria para escuchar, en el silencio, a Dios.
Después de Manresa, Ignacio pasará a estudiar en Alcalá de Henares, Salamanca y París, donde fundará la Compañía de Jesús en 1540 y donde le seguirá san Francisco Javier. La Compañía tendrá un cuarto voto de obediencia al Papa para resarcir el ambiente cismático que estaba creando Lutero.