Así es la 'Madre Teresa de Calcuta de Brasil', la primera santa brasileña

'Irma Dulce', religiosa considerada 'La Madre Teresa de Calcuta brasileña', será canonizada el próximo 13 de octubre 

La Madre Teresa de Calcuta brasileña será elevada a los altares como santa

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Murilo Krieger, obispo primado de Brasil y arzobispo de Salvador ha anunciado en una rueda de prensa, que el 13 de octubre será beatificada la religiosa María Rita de Souza Lopes Pontes. Se trata de la primer mujer nacida en brasil declarada santa. Dicha religiosa está considerada como la "Madre Teresa de Calcuta brasileña" y se la conoce como 'Irma Dulce'.

El anuncio de su canonización tuvo lugar en la sede de las Obras Sociales Irma Dulce, donde la futura santa creó y dirigió la red de hospitales para pobres.

"Será una honra para Brasil y al mismo tiempo un compromiso. Dios nos está diciendo: es posible ser santos, tan sólo hay que seguir el ejemplo de una pequeñita y modesta Irma Dulce, que tanto hizo y que mereció la honra de los altares", afirmó el prelado.

Según Krieger, la religiosa será bautizada oficialmente como "Santa Dulce de los Pobres" en una misa que será encabezada a las 10.00 hora local del Vaticano por el papa Francisco.

Un día después será realizada una ceremonia en la Iglesia Santo Antonio de los Portugueses en la ciudad de Salvador como agradecimiento y para el 20 de octubre fue programada la misa oficial en Brasil por la canonización, que Krieger encabezará posiblemente en el estadio Fonte Nova de la ciudad de Salvador.

La canonización de la brasileña, junto con la de otros cuatro santos, entre ellos el cardenal inglés John Henry Newman, coincidirá con el Sínodo de la Amazonía, por lo que se prevé que gran parte de los obispos brasileños estarán en el Vaticano en la fecha.

El obispo primado de Brasil destacó que el proceso de canonización de Irma Dulce, 27 años después de su muerte, fue el tercero más rápido en la historia de la Iglesia Católica y sólo fue superado por el del Papa Juan Pablo II, concluido 9 años después de su fallecimiento, y por el de la Madre Teresa de Calcuta, 19 años después de su muerte.

El proceso tuvo inicio en 2000, cuando la brasileña pasó a ser considerada como "sierva de Dios". En 2009 el entonces papa Benedicto XVI le concedió el título de "venerable".

En 2010 la Congregación para la Causa de los Santos reconoció la autenticidad del primer milagro atribuido a Irma Dulce y un año después la brasileña fue beatificada.

Los relatos y las pruebas del segundo de los milagros atribuidos a Irma Dulce sólo fueron enviados al Vaticano en 2014, tres años después de su beatificación.

El decreto por el que el papa Francisco reconoce un segundo milagro atribuido a Irma Dulce, que permite que la beata sea consagrada como santa, fue publicado por el Vaticano en mayo pasado.

La canonización convertirá a la religiosa que dedicó su vida a atender a los pobres en la primera brasileña de nacimiento en llegar a los altares como santa.

Paulina del Corazón Agonizante de Jesús, conocida como la "Madre Paulina" y hasta ahora la única santa en el país con mayor número de católicos en el mundo, nació en Italia pese a haber desarrollado su obra evangélica en Brasil.

Los otros dos santos brasileños, hombres, son Antonio de Sant'Ana Galvão, nacido en Brasil y conocido como Frei Galvao, y el jesuita español José de Anchieta, uno de los fundadores de la ciudad de Sao Paulo.

Nacida el 26 de mayo de 1914 en Salvador, capital del estado de Bahía y muerta en esa misma ciudad el 13 de marzo de 1992, la religiosa de la Congregación de las Hermanas Misioneras de la Inmaculada Concepción de la Madre de Dios fue beatificada en mayo de 2011.

Al igual que la Madre Teresa, la Hermana Dulce entregó su vida al servicio de los necesitados y desarrolló una importante obra social en su natal Bahía, donde fundó varios hospitales de caridad y una red de apoyo social que dirigió hasta su muerte, a los 77 años.

Su legado incluye una red de hospitales y centros de salud para los más pobres que atiende a cinco millones de personas al año y el Centro Educativo Santo Antonio.

Su humanismo y sus obras de caridad llevaron al entonces presidente de Brasil, José Sarney, a postularla en 1988 al Premio Nobel de la Paz.

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