Pizzaballa lamenta el incremento de la violencia contra los cristianos en Jerusalén: "Convivencia pacífica"
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El antisemitismo vuelve a amenazar la convivencia pacífica los cristianos en Tierra Santa. En los últimos meses, crecen exponencialmente los ataques y los actos de violencia contra la minoría cristiana en la ciudad de Jerusalén. Ayuda a la Iglesia Necesitada considera incontables los actos de intimidación a los cristianos. Parece que ha vuelto la presión sobre los cristianos. Escupitajos e insultos y otras amenazas son, de nuevo, el pan de cada día de los discípulos de Jesús en Tierra Santa. También se han extendido los ataques a los lugares santos, como la profanación del monasterio de la flagelación del pasado febrero.
El Secretario Ejecutivo de Jerusalem Inter-Church Centre (JIC), contabiliza 11 nuevos ataques y actos violentos contra los cristianos en este año 2023, el doble que los ocurridos el año pasado.
Aunque no se haya declarado una persecución brutal; sin embargo, esta situación preocupa tanto a los líderes religiosos, porque este incremento de actos de sabotajes podría complicarse y desembocar en una crisis mucho más profunda. Como lo hizo a través de un comunicado el pasado mayo, el Patriarca de Jerusalén, Pierbattista Pizzaballa, quien será creado Cardenal el próximo consistorio del 30 de septiembre, esta vez, en una entrevista concedida a los medios vaticanos, vuelve a denunciar la violencia y pide el restablecimiento del orden democrático.
El contexto y los riesgos
El patriarca considera esta oleada de actos represivos como un daño colateral, dentro de un contexto violento que alosa a todo el país. “Hemos visto esta actitud tanto dentro de la sociedad israelí como dentro de la sociedad palestina”, precisa.
Además, cree que esta situación es consecuencia de la formación y educación algunos sectores judíos, la nueva generación de colonos, entre otras razones. Sin el embargo, aunque hay algunos incitadores de esta ola de violencia, sin embargo, al purpurado le consuelan la condena que hacen los rabinos sobre estos actos, también los esfuerzos de las autoridades para reducir estos brotes de violencia, aunque hoy siguen sin garantizar la añorada convivencia pacífica. Precisa: “Hay problemas, eso seguro, pero no somos perseguidos”.
Una solución estable
El patriarca franciscano piensa que la única medida que podría ofrecer una solución estable es el establecimiento de una sociedad de derecho. Por eso rechaza otras hipotéticas soluciones. “No queremos protección, queremos garantías, queremos derechos: queremos vivir como ciudadanos libres en un Estado democrático”, exclama. Sobre todo, se abre ante la esperanza de que esta sociedad libre, ya que tanto algunas instituciones sociales, como religiosas están tomando conciencia de la situación de violencia que atraviesa el país, y esta actitud genera una visión optimista para el patriarca.