Los jóvenes hacen vigilia entre sacos de dormir y mucha fe: "¡Aquí no se duerme, todo por el Papa!"
Los peregrinos han pasado la noche en el Campo de Gracia de Lisboa. A las seis de la mañana muchos dormían, hasta que la música fue desperezando a los jóvenes para vivir la Misa
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Y amaneció en Lisboa. Atrás queda una noche de convivencia y fraternidad en el marco de una noche templada y despejada que en la que miles de peregrinos han pasado la noche en el Campo de Gracia tras vivir la Vigilia presidida por el Papa Francisco, y que culmina en la mañana de este domingo con la Santa Misa que pone fin a la JMJ en la capital portuguesa.
La estampa al filo de las seis de la mañana era la de miles y miles de jóvenes tratando de conciliar el sueño sobre sus sacos de dormir y esterillas. Algunos rezaban. Los había también que recogían sus trastos para abandonar la explanada.
Como corresponde a una noche sin apenas pegar ojo, los jóvenes peregrinos apenas articulaban palabra cuando le preguntamos desde COPE cómo habían pasado la noche. Apenas les daba para decir que “bien” o que habían dormido poco”, aunque en sus rostros se percibía la satisfacción por vivir esta experiencia diferente.
Qué diferente a la estampa de unas horas antes, donde la ilusión se palpaba en el ambiente de una manera más intensa: “Pasar aquí la noche entre tanta gente significa mucho, se siente de maravilla poder estar cerca del altar y vivir esto desde aquí con tus ojos, te toca por dentro. Es una experiencia única, es mi primera JMJ”, expresaba un joven peregrino español.
Había mayoría abrumadora de jóvenes, pero también los había niños y mayores. Todos ellos se fueron desperezando casi a la fuerza a partir de las siete de la mañana, cuando la música comenzó a sonar por todo lo alto en Campo de Gracia para ir preparando a los jóvenes ante la llegada del Santo Padre de nuevo a la explana gigante que se encuentra casi a las afueras de Lisboa.
Atrás quedan casi 24 horas intensas de convivencia y oración, en la que los jóvenes peregrinos han tenido que ir haciendo frente a diferentes obstáculos, la principal combatir las altas temperaturas que se han registrado en Lisboa durante el sábado, por encima de los treinta grados. Dificultades que los peregrinos superaban a duras penas en sus tiendas de campaña o usando las banderas de su país como toldos para hacer sombra: ·Esto es una maravilla pero hace mucho calor pero aquí estamos a la sombra. Merece mucho la pena", nos decía una peregrina que apenas asomaba su rostro de la tienda improvisada.
"Toda la noche aquí son dormir por el Papa y por la Iglesia. Estamos instalados con sacos de dormir, esterillas y aquí no se duerme. Estamos rezando por la guerra de Ucrania, la unidad d la Iglesia..", aseveraba otro.
Un esfuerzo que ha merecido la pena. Porque como expresaba el Pontífice durante la Vigilia, "Solo hay una cosa gratis, el amor de Jesús".