El diablo existe y esto dice la Iglesia sobre él: así te puedes defender de sus ataques
Satán, Lucifer, Belcebú, Satanás, la Bestia y un largo etcétera. Esto es lo que debes saber sobre el demonio
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El diablo, también conocido como Satán, Lucifer, Belcebú, Satanás, la Bestia, y un largo etcétera, es un ángel caído que, por su libre elección, se rebeló contra Dios. En los últimos días, el Papa Francisco ha dirigido varios de sus discursos a la lucha contra el demonio y ha animado a que permanezcamos firmes en la fe pero, sobre todo, en la oración. También se han estrenado distintas películas sobre su naturaleza que han abierto el debate sobre sobre su existencia. ¿Quién o qué es exactamente el demonio? ¿Qué dice la Iglesia sobre él? ¿Realmente existe? ¿Cómo podemos defendernos de sus ataques?
Lo primero que aclara el Catecismo de la Iglesia Católica es que se trata de un ser puramente espiritual, carente de cuerpo físico, y que esto le permite moverse tanto en el mundo espiritual como en el material. Además, le caracteriza que posee una inteligencia superior a la humana, y que utiliza su voluntad para llevar a cabo engaños y seducciones. Se le conoce como el "padre de la mentira" (Juan 8:44), lo que indica su capacidad para distorsionar la verdad y manipular la percepción de la realidad.
odio hacia la humanidad
Es importante destacar que su odio hacia la humanidad tiene su origen en su rechazo a Dios, y que busca destruir la imagen divina que reside en cada persona. Tal y como explica el catecismo, a pesar de su jerarquía superior a la humana, el diablo es un ser creado y, por ende, imperfecto. También, que la elección de rebelarse contra Dios es irreversible, y que esto lo condena a una existencia de oscuridad y desesperación.
Limitaciones del diablo
La Iglesia nos pide recordar que Satanás no es omnipresente, que no puede estar en más de un lugar al mismo tiempo. Sólo Dios está en todas partes, y sólo Dios sabe todo, mientras que Satanás debe apoyarse en su ejército de demonios para hacer su voluntad. También que, aunque no puede leer nuestras mentes, si puede escuchar lo que decimos e incitarnos a pecar y alejarnos de Dios.
experiencias de los santos
La lucha contra el maligno ha sido un tema recurrente en la vida de muchos santos. Santa Teresa de Ávila, por ejemplo, enfrentó ataques del diablo, especialmente durante sus momentos de oración profunda. En su obra "El libro de la vida", relata cómo estas tentaciones la hicieron dudar de su vocación, pero aprendió a reconocerlas como estrategias del diablo, reforzando su confianza en Dios.
San Ignacio de Loyola también abordó la tentación del maligno en sus "Ejercicios Espirituales", y subrayó la importancia del discernimiento espiritual. Ignacio enseñó que es crucial identificar las influencias espirituales en nuestras vidas, y cómo el diablo se disfraza para atraer a las personas hacia el pecado.
Por su parte, el Padre Pío, conocido por su vida de oración y los estigmas que llevaba, también vivió experiencias directas con el diablo. Relató cómo el maligno le atacaba con tentaciones y distracciones durante la misa, intentando intimidarlo... Cómo las luchas entre el Padre Pío y Satanás se agriaron cuando el Padre Pío liberaba a los poseídos... O cómo Satanás se confesó con él, entre otras muchas experiencias. Sin embargo, su firmeza en la fe y su confianza en Dios lo ayudaron a resistir estos ataques.
cómo enfrentar la tentación del diablo
En su reciente Audiencia General, el Papa Francisco ha compartido algunos consejos sobre cómo enfrentar la tentación del diablo que también aparecen en el Catecismo. Primero, destacó la vida en Cristo. Mantener una relación cercana con Jesús es fundamental para obtener la gracia divina necesaria para vencer al maligno. La oración diaria se convierte en un refugio, donde los creyentes pueden encontrar fortaleza y consuelo.
El Papa también enfatizó la necesidad de participar en los sacramentos, especialmente la Eucaristía y la Confesión. Estos son vitales para fortalecer la conexión con Dios y recibir su gracia, convirtiéndose en armas poderosas en la lucha contra las tentaciones.
Otro punto crucial es la devoción a la Virgen María, los ángeles de la guarda y a San Miguel Arcángel, a quienes se les atribuye la protección contra el Maligno. Invocar su ayuda en momentos de dificultad proporciona gran defensa espiritual.
Además, como invitaba el Padre Pío, es importante a practicar el discernimiento, ya que reconocer y rechazar los pensamientos y tentaciones que provienen del diablo es fundamental para no sucumbir a su engaño.