El fallo contra cuatro sacerdotes católicos presos en Nicaragua provoca "rechazo, repudio e indignación"
Las relaciones entre los sandinistas y la Iglesia católica de Nicaragua han estado marcadas por roces y desconfianzas en los últimos 43 años y medio
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Un fallo de culpabilidad por delitos considerados “traición a la patria” en Nicaragua, emitido ayer contra cuatro sacerdotes católicos, provocó este viernes rechazo en algunos sectores que consideran que los religiosos son víctimas de decisiones políticas del presidente Daniel Ortega.
El Colectivo de Derechos Humanos Nicaragua Nunca Más estuvo entre los que mostraron “repudio” ante la decisión de la jueza Nadia Camila Tardencilla, titular del Juzgado Segundo Distrito de los Penal de Managua, que declaró culpables a cuatro sacerdotes, dos seminaristas y un camarógrafo de la diócesis de Matagalpa (norte), por “conspiración para cometer menoscabo a la integridad nacional y propagación de noticias falsas en perjuicio del Estado de Nicaragua y la sociedad”.
Persecución, criminalización y guerra del estado de Nicaragua contra la libertad religiosa
“La declaración de culpabilidad de anoche simboliza la persecución, criminalización y guerra del estado de Nicaragua contra la libertad religiosa, en particular contra la iglesia católica. Las sentencias contra sacerdotes, religiosos y laicos constituyen un hecho sin precedentes en la historia del país y son, además de inconstitucionales, infames e injustas”, resaltó el Colectivo.
Tardencilla declaró culpables a los sacerdotes Ramiro Tijerino, rector de la Universidad Juan Pablo II y encargado de la parroquia San Juan Bautista; José Luis Díaz y Sadiel Eugarrios, primer y segundo vicario de la catedral Matagalpa de San Pedro, respectivamente, y al diácono Raúl Vega González. También a los seminaristas Darvin Leiva Mendoza y Melkin Centeno, y al camarógrafo Sergio Cárdenas.
"Juicios que carecen de total legalidad"
El colectivo, que aglutina a defensores de derechos humanos nicaragüenses en el exilio, denunció “la criminalización de personas religiosas a través de juicios que carecen de total legalidad, que violan el debido proceso, tanto las normativas internas como el código procesal penal y la Constitución Política de Nicaragua, así como las garantías internacionales en materia de derecho humanos”.
Por su parte, el sacerdote nicaragüense Edwing Román, sobrino del héroe nacional Augusto C. Sandino y admirado en la ciudad de Masaya, que en 2018 se declaró en rebeldía, dijo, desde el exilio, sentirse indignado por el fallo.
“Indigna tanta arbitrariedad”
“Indigna tanta arbitrariedad de la dictadura en contra del obispo de Matagalpa Rolando Álvarez, de mis hermanos sacerdotes y laicos encarcelados y otros exiliados, cuando lo que se hace en Nicaragua es cumplir con la misión de la Iglesia y acompañar al pueblo oprimido”, expresó Román, en su cuenta en Twitter.
Álvarez, de 56 años, quien además es administrador apostólico de la diócesis de Estelí, fue capturado junto con los inculpados el 19 de agosto pasado, tras 15 días sitiados en la sede de la diócesis de Matagalpa por la Policía nicaragüense, que lo acusa de “organizar grupos violentos”, supuestamente “ con el propósito de desestabilizar al Estado de Nicaragua y atacar a las autoridades constitucionales”.
El jerarca, quien ha sido presentado sin su vestimenta religiosa en las audiencias previas, es el primer obispo arrestado y acusado desde que Ortega retornó al poder en Nicaragua en 2007 y se encuentra detenido desde el 19 de agosto pasado.
También ha sido acusado el sacerdote exiliado Uriel Antonio Vallejos, por los presuntos delitos de conspiración y propagación de noticias falsas. Las relaciones entre los sandinistas y la Iglesia católica de Nicaragua han estado marcadas por roces y desconfianzas en los últimos 43 años y medio. La comunidad católica representa un 58,5 % de los 6,6 millones de habitantes de Nicaragua, según el último censo nacional.