El Papa nombra al obispo milanés Paolo Martinelli vicario apostólico de Arabia Meridional
El religioso capuchino, de 63 años, sucede en la atención pastoral de los católicos de aquella jurisdicción al suizo Paul Hinder
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El Papa Francisco ha nombrado a monseñor Paolo Martinelli nuevo obispo del vicariato apostólico de Arabia Meridional, una jurisdicción que comprende los territorios de Emiratos Árabes Unidos, Omán y Yemen. Martinelli, de 63 años, era actualmente obispo auxiliar de Milán, encargado de la Vida Consagrada y la Pastoral de la Enseñanza. Tenía encomendada también la atención de la Vida Consagrada en la Conferencia Episcopal Lombarda (además de la Pastoral de la Salud) y en la Conferencia Episcopal Italiana (junto a la Pastoral del Clero). En la Santa Sede es consultor de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica.
Nacido en Milán en 1958, el nuevo vicario apostólico es, como su predecesor —el obispo suizo Paul Hinder—, fraile capuchino. Fue ordenado sacerdote en 1985 y consagrado obispo en 2014. El arzobispo de Milán, Mario Delpini, ha elogiado su valía. «Mientras lamento haberme privado de un colaborador tan precioso, expreso la gratitud de todos los que lo han conocido y apreciado e invoco todas las bendiciones de Dios para él y su ministerio», ha dicho.
Hinder, dos décadas en el desierto
Hinder, el prelado que organizó la histórica visita papal a los Emiratos de febrero de 2019, cumplió 80 años el pasado 22 de abril. Sacerdote desde 1967, enseñó Derecho Canónico en Múnich, Friburgo y Solothurn (1969-1976), y sirvió como definidor general de los Capuchinos (2001-2003), antes de ser enviado por Juan Pablo II como obispo auxiliar al Vicariato Apostólico de Arabia. Ello ocurrió en 1983. Dos años después asumía esa sede como titular. Llevaba entre las arenas del desierto, por tanto, casi veinte años. Ahora ha recordado que fue nombrado a pesar de su desconocimiento de la lengua árabe, añadiendo que espera que en esta nueva etapa que ahora se inicia para él haya «un poco más de paz y tranquilidad». «Con gusto me dedicaré —probablemente en Suiza— más a la oración, estaré disponible para ciertos servicios, me tomaré tiempo para leer y escuchar música, y cuidaré más las relaciones con las personas que he descuidado en los últimos años», ha declarado al portal kath.ch
Encomienda a los Capuchinos
El Vicariato Apostólico de Arabia lleva confiado a los frailes capuchinos desde 1888. Se trata de una jurisdicción que depende de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos y que en 2011 fue dividida en dos: el Vicariato Apostólico de Arabia del Norte y el Vicario Apostólico de Arabia Meridional.
El primero, una sede vacante actualmente cuyo administrador desde 2020 es también monseñor Hinder, comprende Arabia Saudí, Kuwait y Bahrein. El prefecto de la citada Congregación, el cardenal filipino Luis Antonio Tagle, consagró el pasado mes de diciembre la nueva catedral del vicariato. Se trata de un templo dedicado a Nuestra Señora de Arabia, la patrona de la Península, que ha sido levantado en Awali (Bahrein) y que tiene capacidad para 2.300 personas.
El vicariato apostólico para Arabia Meridional, por su parte, el nuevo destino del obispo Martinelli, comprende Emiratos Árabes Unidos, Catar y Yemen. En sus 929.969 kilómetros cuadrados, viven 43,1 millones de personas, de las que aproximadamente un millón profesan la fe cristiana. Se trata, casi en su totalidad, de inmigrantes llegados de otros países por motivos de trabajo, principalmente asiáticos.
La visita de Francisco
El vicariato contaba en 2018 con 17 parroquias, 59 sacerdotes (10 diocesanos y 49 religiosos), un diácono, 104 religiosos (53 de ellas religiosas) y dos seminaristas. Sus principales iglesias son la catedral de San José en Abu Dhabi y la iglesia de San Francisco en Adén (Yemen), templo este último que fue la catedral hasta 1973. En la actual catedral, la de san José, visitada por el Papa Francisco en su viaje de febrero de 2019, se celebra la Eucaristía en árabe, inglés, francés, tagalo, malayalam, cingalés, urdu y tamil, lo que da una idea del cosmopolitismo de su feligresía.
En ese viaje Francisco se convirtió en el primer pontífice en visitar la Península Arábiga y en celebrar allí la Eucaristía. Fue en el estadio de deportes Zayed, y a ella asistieron al menos 120.000 fieles —180.000, según la agencia de noticias nacional— de casi todas las «familias» cristianas de Oriente: caldeos, coptos, greco-católicos, greco-melquitas, latinos, maronitas, sirio-católicos, siromalabares, siromalankares… El Santo Padre y el gran imán de la universidad egipcia Al Azhar, Ahmed Al-Tayyeb, firmaron entonces la conocida Declaración de la Fraternidad.