Pedro Arrupe, jesuita de Bilbao, más cerca de ser beato: así fue la vida del "padre espiritual" del Papa Francisco

El Palacio de Letrán en Roma ha acogido el cierre de la fase diocesana tras cinco años de investigación sobre la vida, virtudes y fama de santidad del 28º Superior General de la Compañía de Jesús

Redacción Religión

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La beatificación del jesuita español Pedro Arrupe está cada vez más cerca, después de que se haya cerrado la fase diocesana en el Palacio de Letrán en Roma tras cinco años de investigación sobre la vida, virtudes y fama de santidad del sacerdote bilbaíno fallecido en 1991, y que fue mentor y “padre espiritual” del Papa Francisco.

 

Desde febrero de 2019, más de setenta testigos de España, Roma y Japón, donde Arrupe vivió 27 años como misionero, han sido interrogados por el Tribunal del Vicariato de Roma. El que fuera 28º Superior General de la Compañía de Jesús de 1965 a 1983 sobrevivió a la bomba atómica de Hiroshima en 1945 y se volcó para atender a los heridos en un hospital de campaña erigido en el noviciado.

Ahora, los documentos y actas recopilados por la Comisión Histórica serán entregados al Dicasterio para la Causa de los Santos, que deberá evaluar un posible milagro atribuido a su intercesión, paso crucial para avanzar hacia su posible beatificación.

Los jesuitas destacan la misión evangelizadora y amor por los pobres de Pedro Arrupe

La ceremonia con el que se cerraba la fase diocesana estuvo presidida por el cardenal Baldassare Reina, vicario general de la diócesis de Roma, quien ensalzó la figura de Pedro Arrupe, subrayando sus esfuerzos por llevar a la práctica el Concilio Vaticano II, así como su profunda obediencia y fidelidad a la Iglesia y a los papas.

Baldassare resaltó asimismo su misión evangelizadora y su “opción preferencial” por los pobres y necesitados, materializada en el Servicio Jesuita a Refugiados que fundó en 1980.

Por su parte el Padre General de los Jesuitas, Arturo Sosa, hacía referencia a las largas horas que el jesuita pasaba en oración a diario. Cuando le preguntaban de dónde sacaba el tiempo para hacerlo, solía contestar que “es simplemente un problema de prioridades”.

Después de revisar los documentos de la fase diocesana, el dicasterio vaticano estudiará la posibilidad de declarar al P. Arrupe “venerable”, un título que el Papa Francisco puede otorgarle si se determina que vivió una vida santa y virtuosa.

Si esto ocurre, el siguiente paso sería la beatificación, que le otorgaría el título de “beato”. Esto requiere que al menos un milagro sea atribuido a su intercesión. Para la canonización y que sea proclamado santo, se deberá confirmar un segundo milagro.