Los peligros de hacer yoga si eres cristiano: ¿qué dice la Iglesia sobre esta práctica?

¿Una práctica de paz y relajación o un desvío peligroso para los cristianos? Estas son las inquietudes de la Iglesia Católica sobre la práctica del yoga

 

 

Victoria Montaner Campos

Madrid - Publicado el

5 min lectura

Según los últimos datos del Ministerio de Sanidad, el 6,7% de la población de España (3.195.900 personas), sufre de ansiedad, cifra que es idéntica a la de aquellos que padecen depresión. Unos datos que evidencian la creciente necesidad de bienestar emocional y mental en nuestra sociedad.

Esto ha llevado a muchas personas a explorar el yoga como una herramienta para aliviar su ansiedad y encontrar equilibrio. De hecho, el 12% de la población de nuestro país (5.616.000 personas) practican esta actividad semanalmente, según el último estudio de la marca Reebok.

Sin embargo, esta práctica plantea una cuestión esencial para los cristianos: ¿Puede un católico practicar yoga sin comprometer su relación con Dios?

 

 

¿Es el yoga realmente sólo ejercicio físico?

En occidente, se percibe el yoga principalmente como un ejercicio físico que mejora la flexibilidad, ayuda a relajarse y combate el estrés. Pero en su esencia, el yoga es mucho más que posturas (asanas) y ejercicios de respiración. Originario del hinduismo, su propósito es esencialmente espiritual: alcanzar una "unión" con lo divino, según el concepto hindú de Brahman. La palabra "yoga", que en sánscrito significa "unión", refleja este objetivo trascendental.

El desafío para los cristianos, según la Iglesia, radica en que el yoga no puede ser completamente separado de su componente espiritual. Aunque algunos lo practican sólo como un ejercicio físico, muchos maestros de yoga sostienen que los beneficios físicos y espirituales están intrínsecamente conectados y no se pueden separar.

 

 

¿Cuál es la postura oficial de la Iglesia Católica sobre el yoga?

La Iglesia Católica no condena de manera directa el yoga, pero sí emite fuertes advertencias sobre su potencial impacto espiritual. El documento Orationis Formas de 1989, firmado por el cardenal Joseph Ratzinger (quien más tarde se convertiría en el Papa Benedicto XVI), señala que las técnicas orientales de meditación, incluido el yoga, pueden entrar "en conflicto con la oración cristiana". Asimismo, este documento enfatiza que, si estas técnicas no se emplean con discernimiento, podrían llevar a un “relativismo espiritual” y “alejar a los creyentes de la centralidad de Cristo”.

Además, la Iglesia no sólo pone énfasis en los riesgos de relativismo espiritual, sino que subraya la importancia de mantener siempre el enfoque en Jesucristo como el único camino seguro hacia Dios. En el yoga, la búsqueda espiritual suele centrarse en una experiencia de unidad con lo divino, sin la mediación de Jesucristo, lo que representa una diferencia fundamental con la oración cristiana. Para un cristiano, Jesucristo no es solo un maestro espiritual más, sino el Hijo de Dios y el único mediador entre Dios y los hombres. Esto implica que la oración cristiana, a diferencia de las prácticas orientales, no se limita a una técnica de introspección o búsqueda personal de trascendencia, sino que siempre debe estar orientada a la comunión con Dios a través de Jesucristo.

 

 

Otro de los puntos de preocupación es el uso de mantras en el yoga. Sonidos sagrados como el famoso "Om" son invocaciones de deidades hindúes o energías cósmicas. Para la tradición cristiana, invocar a espíritus o deidades externas se considera arriesgado, ya que podría abrir puertas a la idolatría o a experiencias espirituales indeseadas.

Curiosidades sobre el yoga que debes conocer

  • El mantra "Om": Es uno de los sonidos más populares en el yoga. Curiosamente, no es sólo un sonido, sino una invocación a la energía cósmica. En la tradición hindú, se asocia con la creación del universo, pero dentro del cristianismo, invocar deidades o energías externas puede interpretarse como idolatría.

  • Chakras y energía kundalini: El yoga enseña que el cuerpo humano tiene siete centros de energía, llamados chakras, ubicados a lo largo de la columna vertebral. Se cree que estos chakras están conectados a una energía espiritual llamada "kundalini", que, según la tradición, se encuentra en la base de la columna y debe ser "despertada" a través de la práctica del yoga. Este concepto es completamente ajeno a la teología cristiana, lo que genera inquietud en algunos sectores de la Iglesia.

  • La meditación trascendental: Una técnica popular en algunos estilos de yoga es la meditación trascendental, que busca vaciar la mente de pensamientos para alcanzar un estado de "nirvana" o iluminación. Sin embargo, la Iglesia enseña que la oración cristiana no busca vaciar la mente, sino elevarla a Dios. "La oración cristiana es un diálogo personal e íntimo con un Dios personal", recalca el documento ‘Orationis Formas’.

  • ¿Un ejercicio de autohipnosis?: Según algunos críticos, las técnicas de meditación y respiración del yoga pueden inducir a un estado de autohipnosis, donde el practicante se desconecta de la realidad y alcanza un estado alterado de conciencia. Aunque este estado puede parecer relajante, la Iglesia advierte que esta introspección puede llevar a una espiritualidad egocéntrica, alejando al individuo de la verdadera comunión con Dios.

¿Qué dicen los defensores del yoga?

A pesar de las advertencias, la Iglesia no se opone a la práctica de esta actividad cuando se trata solamente de su parte de ejercicio físico, como un método para mejorar la salud física.

De hecho, según los médicos del Centro Nacional de Salud Complementaria e Integral de Estados Unidos, esta práctica puede ayudar a reducir la presión arterial y frecuencia cardíaca, disminuir el estrés, mejorar la coordinación, la concentración, a dormir mejor y facilitar la digestión.

¿Qué reflexiones finales se pueden hacer sobre el yoga y la fe cristiana?

El debate sobre la compatibilidad entre el yoga y la fe cristiana sigue siendo una cuestión delicada. Por un lado, están los beneficios físicos y psicológicos innegables de esta práctica, que han ayudado a muchas personas a encontrar un equilibrio y mejora física en sus vidas. Por otro lado, la Iglesia Católica continúa advirtiendo sobre los peligros espirituales que puede acarrear si se practica sin discernimiento.

Al final, la decisión de practicar yoga recae en cada cristiano, quien debe sopesar los riesgos y beneficios según su propia fe y conciencia. La búsqueda de paz y serenidad es legítima, pero la Iglesia recuerda que, para los creyentes, la verdadera paz solo se encuentra en la comunión con Dios. Como dijo el Papa Francisco: "La paz que Jesús nos ofrece no es la ausencia de problemas, sino la presencia de Dios en nuestras vidas”.

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