El testimonio de Mattia, el joven de 12 años que cuida a su padre enfermo de Alzheimer: "Es un acto de amor"

El niño conmovió a los jóvenes de las diócesis italianas que se reunieron con el Papa Francisco en la Plaza de San Pedro este pasado Lunes de Pascua

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Redacción Religión Vatican News

Publicado el - Actualizado

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Mattia Piccoli, un niño de 12 años, conmovió a los jóvenes de las diócesis italianas que se reunieron el pasado lunes con el Papa Francisco en la Plaza de San Pedro.

El joven cuida a su padre enfermo de Alzheimer: “Ayudo a mi padre como un acto de amor”, dijo el niño que recibió además el título de Alférez de la República Italiana de manos del Presidente Sergio Mattarella. El testimonio de Mattia quedará impreso en los adolescentes italianos: hace unos años se convirtió en el ángel de la guarda de su padre.

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Un niño que tuvo que "crecer" rápidamente

En diciembre del año pasado, Mattia recibió la condecoración de manos de Sergio Mattarella, “por el amor y el cuidado con el que sigue diariamente la enfermedad de su padre y le ayuda a combatirla”. Este lunes, Mattia dio testimonio de ese amor y cuidado con la espontaneidad típica de un adolescente que tuvo que “crecer” rápidamente para ayudar a su padre Paolo.

Nunca he hecho nada sin querer o por obligación”, dijo el joven que quiso ayudar a su padre “como un acto de amor, pensando en todo lo que él había hecho por mí”. Mattia dijo que de niño sólo pensaba en jugar, pero de repente empezó a notar que su padre ya no parecía ser él, parecía diferente y a veces se olvidaba de hacer las acciones más importantes como recogerle del colegio.

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"No entendía muy bien lo que le estaba sucediendo a mi padre"

No entendía muy bien lo que le estaba sucediendo a mi padre – dijo el joven de 12 años –, pero el 19 de diciembre de 2016 nos dieron la noticia que cambiaría la vida de mi familia: a mi padre le diagnosticaron el Alzheimer precoz. Una enfermedad devastadora, que parece casi inaprensible porque paraliza la mente y los sentimientos de forma “misteriosa”, llevando a la persona afectada por la enfermedad a una dimensión de extrañeza, incluso con respecto a sus afectos y recuerdos a mis queridos”.

“Desde es día – dijo Mattia – mi tarea, al no tener ayuda externa, ha sido ayudar a mi padre en las cosas cotidianas que ya no podía hacer por sí mismo, como ducharse, atarse los zapatos o darle consuelo cuando no sabía dónde estaba”. ¿De dónde saca un niño esa fuerza, ese amor para enfrentarse a una prueba más grande que él?

"La fe cristiana me ha ayudado muchas veces"

“Esta fuerza – afirmó Mattia en el encuentro del lunes – me viene gracias a mi familia: al valor de mi madre, al apoyo de mi hermano e incluso de mi gran papá que siempre ha ayudado a las personas y me ha enseñado el valor de la solidaridad. La fe cristiana también me ha ayudado muchas veces cuando estoy triste y me siento abatido, porque echo mucho de menos a mi papá de antes”.

El joven recordó además los momentos cuando se reunían en la parroquia para encender una vela “confiando en que nuestras peticiones serían atendidas o lo feliz que era mi padre cuando cantaba con el coro de la parroquia”. Con pocas palabras y en pocos minutos, el pequeño Mattia ofreció un gran regalo para todos los participantes: el amor de un hijo, la unidad de una familia y la solidaridad de una comunidad de fe pueden ayudar a resistir toda prueba.

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